
AMLO y López Gatell, el Covid impune
ESPRESSO COMPOL
Marco Antonio Bonilla Mendoza en 2020 era el Director de Desarrollo Humano y Bien Común del gobierno municipal que encabezaba Maru Campos. Tenía la dirección más poderosa de toda esa administración e implementó políticas públicas y programas exitosos que fueron el pilar de la reelección de Campos Galván como alcaldesa. Nunca escondió sus aspiraciones por ser alcalde, aunque muchos de sus compañeros de gabinete no tomaban en serio sus aspiraciones.
A Bonilla no le importaba mucho eso. Siguió con trabajando y trabajando para lograr posicionarse como una opción viable para ser candidato del PAN a la alcaldía de Chihuahua teniendo como rivales internos a Jorge Soto, Miguel La Torre, Miguel Riggs y Roberto “Pony” Lara, quienes le reprochaban a Bonilla su inexperiencia electoral como candidato, pues, ellos habían al menos ganado una elección como candidatos y Bonilla no.
A la vieja usanza priista, la mayoría de ellos, esperaban el dedazo flamígero de Marko Cortés cayera sobre ellos. Pero, mientras ellos esperaban, Bonilla seguía trabajando y fortaleciendo su equipo y grupos de apoyo sociales. Grandes empresarios panistas locales y con alcance nacional tenían otros quereres y no apoyaban a Bonilla, además de cierto miedo que la dirigencia nacional panista, parecía tenerle al todavía gobernador Javier Corral.
Cuando llegó la hora de la decisión, quienes jugaban con el entonces gobernador Corral, es decir, los Migueles, no participaron en el proceso interno y Jorge Soto terminó apoyando a Bonilla. La elección estuvo entre Lara y Bonilla con el resultado conocido.
Bonilla fue un candidato disciplinado y logró una votación histórica en 2021, aplastando al ex alcalde Marco Quezada.
Como candidato prometió tres grandes obras, necesarias para la ciudad: los puentes del Fuentes Mares y Nueva España, así como la calle Pacheco; el polideportivo Luis H. Álvarez y el nuevo relleno sanitario. Para Bonilla era muy importante que estas obras estuvieran listas para pensar en la releeción, poca gente tuvo fe en que estarían terminadas.
De esas tres, dos estuvieron listas: el polideportivo en su primera etapa y los puentes muy funcionales que han venido a solucionar un problema de años.
Además, Bonilla maduró mucho para volver a ser candidato. Prueba de ello es que logró mayor votación que en 2021, a pesar de la fuerza de Morena que le arrebató votos al PAN, pero sobre todo al PRI, con quien fue en alianza.
Al ser reelecto, Bonilla transita el camino de Maru Campos y ya lo dijo: quiere ser gobernador de Chihuahua con grandes posibilidades. Sin embargo, contrario a lo que muchos piensan: nada está escrito. Bonilla lo sabe y lo entiende, no sé si a su equipo le quede claro.
Por eso pienso que Bonilla está en una soledad casi total en este momento. Porque, a pesar de ser un muy buen producto político, con buena imagen y representante de un relevo generacional en la política chihuahuense, está como Don Quijote, luchando solo, como si no tuviera equipo para cuidarlo.
Brenda Ríos, ex verde-priista, comenzó a atacar a Bonilla con una serie de dichos totalmente falsos pero que dominaron la conversación pública que desgastaron a Bonilla. Ríos, no se aventó al ruedo como rebelde sin causa; trae causa, objetivo y estrategia.
En una clásica estrategia de guerrilla, Ríos sabe cuál es su objetivo: desgastar la buena imagen de Bonilla para abonarle a la estrategia general de Morena: recuperar la capital y aprovechar los buenos números que traen en la capital del estado después de la elección de junio.
Ríos provoca a Bonilla y éste es personalmente quien le contesta sus ataques, muerde el anzuelo: ¿Cómo por qué? Y aquí las preguntas: ¿qué no hay regidores del PAN en el cabildo capitalino? ¿Dónde están las regidoras Rosy Carmona y Ana Lilia Ortiz del PRI que le deben el puesto a Bonilla? ¿Y las y los diputados electos por la capital?
Son preguntas aún sin respuesta.
Parece que no existe una estrategia para cuidar a Bonilla. Brenda Ríos provoca y logra el respaldo de sus compañeras legisladoras y regidores de Morena. En el caso de Bonilla, él sale a defenderse, salvo por las honrosas excepciones de Isela Martínez, coordinadora edilicia panista y el coordinador de diputados panistas en el Congreso local, Alfredo Chávez Madrid.
¿Y los otros 11 diputados? ¿Y el resto de las y los regidores?
No sé si estén pensando en la siguiente candidatura que pelear. Parece que se les olvida que, sin un proyecto exitoso, sus ambiciones personales salen sobrando. En el caso de las priistas en el cabildo, es igual: Rosy Carmona ya piensa en su curul como diputada y descuida el proyecto de gobierno al que pertenece y Ana Lilia Ortiz pues desparecida de la agenda pública, como si tuviera desdén por su futuro político.
Bonilla está en muy buen momento de sentarse con estos actores políticos para delinear una estrategia para cuidar los triunfos en la capital y construir un proyecto que trascienda Villa Ahumada y hasta Guadalupe y Calvo. Mientras no lo hagan, Marco Bonilla estará en soledad.
Ahora que están tan de moda los animalistas, creo que PAN y PRI tienen que pensar como manada: cuidar al macho alfa del proyecto político y no estar como los gatitos que se la pasan en su arenero, ajenos a lo que sucede con sus otros amigos felinos.
La próxima entrega será sobre Ciudad Juárez y Cruz Pérez Cuéllar.
ESPRESSO COMPOL
En Chihuahua capital el PAN y el PRI no tienen rostros claros todavía para suceder a Bonilla, deben de comenzar a fortalecer opciones, porque en Morena están muy claras, incluso se habla de empresarios de alto nivel interesados en buscar la candidatura a la presidencia municipal.