![](https://oaxaca.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2017/12/narco-107x70.jpg)
Trump no puede romper escudo de seguridad nacional de México
Nada distrajo la atención que tenía fija en su jugada, hasta parecía estar mirando la Luneta, por la devoción sin gestos conque atendía sus cartas.
Era reconocida de ser la más hábil tahúr del rumbo. La feria con gallos, carreras de caballos, balazos y toda clase de alcohol habían llegado como cada año a su pueblo.
La algarabía de las fechas, sólo la pueden entender quienes esperan esas fechas para salir del marasmo de la taza diaria de café con tortilla, sumamente dulce y acompañados por la pareja de la misma edad, ambos con carga de años de mas de medio siglo de vida sobre sus hombros.
A Liberta, no le iban a contar de eso, ella cultiva su parcela arreando la mula y cosechando su maíz con la esperanza de tener comida siempre.
Se le negó la posibilidad de casarse según decía en sus pláticas con las personas de su sexo porque, a sus veintitrés años la miraban como una solterona.
No le faltaba el cigarro y sombrero, camisa con hombreras y guarache cruzado.
Ropa limpia y bien planchada.
Ademas, según sus afirmaciones no la iban a aguantar, ella no iba a ser de berrinches y caprichos, ella les iba a enseñar a trabajar y así para qué, mejor trabaja sola.
Esa tarde, había empezado la jugada después de salir de la misa del patrón y ni siquiera habían comido ni se había levantado de la mesa de juego, ya el dinero que se apostaba era considerable y las jugadas no se podían abandonar.
Los pensamientos de quienes compartían las jugadas eran distintos. Los había, desde las preocupaciones por no perder la parcela, hasta imaginar ya, los litros y litros de pulque para los que le alcanzarían a otros.
También aquel que ya imaginaba hacer la fiesta de confirmación del muchito y comprar mucho mezcal para los compadres; Liberta, solo pensaba en ganar para poder comprarse una vaca y una yunta de bueyes, porque la “Tiricia” ya está muy vieja y no jala duro, venderla en esas condiciones era condenarla a terminar colgada en tiras en algún puesto de tablajero y la fiel mula, no merece eso.
Esa partida significa también, la medicina del abuelo y un reboso nuevo para la señora de las trenzas de atrás del comal.
Si no salía la jugada, otro año de trabajo duro les esperaba y ni sacramentos, ni alcohol, ni las deudas y menos la Tiricia se salvaría.
El seguro “pago por ver y va mi resto”, dejó mudo al auditorio callejero de la feria, las respiraciones se contuvieron y dos de los jugadores soltaron el lastimero no voy.
La voz femenina y firme empujó su resto y exclamó “escalera real de color”.
Prudencio sufrió de impotencia, tiró en la mesa sus cartas y la “casa llena” de cuatros y cincos voló. Sosteniendo la palabra de jugador cabal, dio la mano a Liberta y dijo, nos vemos el otro año, a lo que ella contestó, yo invito una ronda para todos y ¡viva la virgen de la Concepción!
Así de cruel es la suerte.