Cortinas de humo
Un nuevo espacio para la propaganda política gubernamental se ha abierto con la aparición en escena de los nuevos libros de texto gratuitos cuyos contenidos responden, como era de esperarse, a las ideas del mesías, pretenden imponer su credo y en su afán doctrinario presentan su visión personal, sus prejuicios y sus rencores.
En estos días la discusión pública nos ha presentado muchos comentarios, la mayor parte rechazando el afán ideologizante y los numerosos errores pedagógicos, matemáticos, históricos y hasta tipográficos.
Pocos se han adentrado en el delicado tema de que la Ley General de Educación (LGE), establece con claridad las características que deben cumplir los libros de texto, los planes y programas de estudio y la obligación de hacer participar en los mismos a los gobiernos estatales, maestros, alumnos y personas interesadas en la educación.
La Ley vigente fue enviada por el mismo López Obrador al Congreso en el 2019 y publicada el 30 de septiembre de ese año, pero a pesar de ello, un ligero análisis de esta deja en claro que no fue tomada en cuenta en esta ocasión, seguramente porque no debemos insistir en que la Ley es la Ley.
El artículo 15 de la LGE establece los fines de la educación que para los especialistas distan mucho de cumplirse con los nuevos libros.
El artículo 16 establece los criterios de la educación a los que tampoco se apegan los nuevos materiales y, quizás, lo más notable es que el procedimiento para su elaboración que parte de lo establecido en los artículos del 22 al 30, que señalan que ésta comienza con la elaboración de los planes y programas de estudio que, hasta ahora no han sido presentados, si es que existen.
El interés por influir en la formación política de los niños no es un asunto nuevo y se ha intentado en varias etapas de la vida nacional y se puede entender, pero cuando se divide a la población entre buenos y malos, cuando se incluyen las derrotas personales del presidente y se emiten juicios unilaterales al respecto.
Cuando la pedagogía deja de ser importante ante el adoctrinamiento, cuando se emiten juicios de valor sobre los gobiernos del pasado, cuando se toman todas las decisiones desde el centro de la nación, la educación está en riesgo y la preparación de los niños para enfrentar las vicisitudes de nuestro tiempos pasa a un segundo término.
Hoy los partidos políticos “de oposición”, llegando tarde como siempre, anuncian que promoverán ante todas las instancias legales acciones que impidan la distribución de los libros, pero en general se quedan en los argumentos de la ideologización y no profundizan en lo relevante: el incumplimiento de la Ley como lo han venido haciendo desde hace meses diversas organizaciones de la sociedad civil.
Los ciudadanos que no forman parte de los partidos políticos también en el caso de la “Nueva Escuela Mexicana”, como le llama el gobierno a esta aberración, fue la primera en oponerse a algunos aspectos de ésta ante la pasividad de los partidos. De la misma manera los ciudadanos serán los que detengan la degradación de la vida nacional que ha distinguido al gobierno morenista.
Mientras esto sucede, el proceso del frente opositor para encontrar su candidato a la presidencia empieza a hacer agua con las denuncias de vicios en el proceso que ya provocaron la renuncia de uno de los participantes incluso al partido en el que militó. Lo dije en esta columna, la presencia de alito y Moreira no permiten pensar en un proceso limpio y transparente.
El mes de septiembre será decisivo para el proceso electoral federal toda vez que el INE ya expidió la convocatoria para que quienes quieran competir por la presidencia de México, por un lugar en la Cámara de Diputados o por una senaduría como candidatos independientes. La mejor ruta para vencer a Morena en el 2024 será un ejército de candidatos independientes a todos los cargos que estarán en competencia.