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¡Fortnite, hermano, ya eres mexicano!
OAXACA, Oax. 27 de diciembre de 2019.- El Tributo a Sabina, el nuevo disco que recopila las mejores canciones del flaco de Úbeda, ha sido una sensación en los últimos días y la canción que ha cimbrado es la respuesta de María, en su versión de la historia de 19 días y 500 noches.
Joaquí Sabina escribió hace algo más de 20 años esta canción, donde contaba destrozado y despechado lo largo que se le estaba haciendo el día a día, y las noches, intentando acostumbrarse a vivir sin ella, reseñan en JoaquinSabina.net.
Pero… el poeta y amigo íntimo de Joaquín Sabina, el genial Benjamín Prado ha escrito la versión de la mujer de la que hablaba Joaquín Sabina en la canción de 19 días y 500 noches y que está interpretada por la cantante Travis Birds.
La respuesta de la mujer llega a tiempo para explicarle y explicarnos porqué dejó de quererle.
Ella lo niega todo le acusa de irse a por tabaco durante tres meses y volver hecho un “perro flaco”, además de creer que él tenía muchas amantes, aunque él se lo negara y le dijera que era su “media naranja”.
En una entrevista con eldiario.es, el autor explicó que “cuando me llamaron para participar en el disco se me ocurrió una gamberrada: reescribir la letra desde el punto de vista del personaje”, explica Benjamín Prado.
La productora le había ofrecido leer un poema de Sabina o recitar alguna de sus canciones, pero el escritor no acababa de verlo claro: “No lo veía porque dos o tres minutos recitados son demasiados en un disco”.
Al decirle que le iban a ofrecer “la canción más emblemática de Joaquín” a la cantante más joven del elenco, Prado les propuso darle una vuelta a la letra para contar otra historia contando lo mismo y así surgió 19 días y 500 noches… después.
Todo da una de cal y otra de arena
Todas las caras tienen su cara y su cruz
Todos somos un pájaro que vuela, a la vez, hacia el norte y hacia el sur
Todo lo que se vuelve a contar ya es otra historia
Todo lo que se rompe inventa a su enemigo
Y la misma canción, al cambiar de persona
No dice lo de siempre, cuando dice lo mismo
Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un whisky on the rocks.
Lo sé porque fui
la infeliz que mordía su anzuelo
mientras le creí.
De pronto me vi
como el busto de un rey destronado
pisoteado en el suelo.
Yo era la sota de las barajas
y la planta baja
de los rascacielos.
Y es que tenían razón
sus amantes,
con él hay un antes,
pero un después no.
Conmigo fue así,
dijo que era
su media naranja
y se puso a exprimir.
Ya luego empezó
a dar vueltas
igual que un león
dentro de una jaula
que rugía
mirando a la luna,
mujer solo hay una
y esa es mi María.
Luego se fue
bajó a por tabaco
y volvió a los tres meses,
vino haciendo eses
y hecho un perro flaco
pidió que le abriese
con dos arrumacos
le quité la llave,
el abono transporte,
por decirlo suave,
le di pasaporte
y le dije: «Colega,
tú has perdido el norte».
Yo he estado tan ciega,
que pensaba
que ya me quedaba
sin Alfa ni Omega
si él me abandonaba.
Esa canción
en la que contaba
la historia a su modo,
en la que me echaba
la culpa de todo
de las tropelías
y las tonterías,
donde me compraba
con bisutería
mientras le servía
jarros de agua fría
yo le añadiría,
por ponerle el broche
que a mí, sin embargo,
sus famosos 19 días y 500 noches
se me hicieron largos.
Dijo hola y adiós,
y el portazo sonó
como un signo de interrogación.
En vez de sufrir,
me lié con uno del PP
y socio del Real Madrid,
que canta hip hop,
juega al pádel, al tenis y al golf
y es antitaurino.
Ha montado su propio bufete,
yo le pongo un siete,
él me ve y hace el pino.
Sabina huyó.
Se fue dando saltos
igual que un conejo,
pero como artista
ha llegado muy lejos.
Ve a Dios retratado
al mirarse al espejo.
Yo le vi en las Ventas
cantar nuestra historia
y como el caballo
atado a una noria,
que va como un rayo
tras la zanahoria.
Mi voz le seguía
y al bailar que soñar con los pies
volví a ser la de ayer
cuando le quería.
Esa canción
en la que contaba
la historia a su modo,
en la que me echaba
la culpa de todo
de las tropelías
y las tonterías,
donde me compraba
con bisutería
mientras le servía
jarros de agua fría
yo le añadiría,
por ponerle el broche
que a mí, sin embargo,
sus famosos 19 días y 500 noches
se me hicieron largos.
Luego se fue
bajó a por tabaco
y volvió a los tres meses,
vino haciendo eses
y hecho un perro flaco
pidió que le abriese
con dos arrumacos
le quité la llave,
el abono transporte,
por decirlo suave,
le di pasaporte
y le dije: «Colega,
tú has perdido el norte».
Yo he estado tan ciega,
que pensaba
que ya me quedaba
sin Alfa ni Omega
si él me abandonaba.