La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de noviembre de 2016.- Lo dicho, para 2017 las perspectivas económicas obligan a la prudencia presupuestal, sin embargo nos perdemos en lamentarnos y no en blindarnos con medidas que incrementen el margen de maniobra de las finanzas públicas de estados y municipios.
Medidas simples como mejorar la administración tributaria, disciplina presupuestal, eliminación de gastos incorrectos, transparencia fiscal y rendición de cuentas correcta.
Es cierto que las autoridad juegan políticamente con la propuesta enviada al Congreso, es natural que subestime los ingresos y hace lo contrario con el presupuesto.
El ingreso es una estimación, pero el gasto un compromiso.
En el caso de los estados las limitaciones empezando por el lado de los ingresos, tenemos que el potencial recaudatorio de las facultades que tienen es muy limitado, en conjunto no representan ni el cinco por ciento del PIB nacional, muy por debajo de la relación que existe en las economías de nuestros principales socios comerciales, así como en los demás miembros de la OCDE.
Cuando se adhieren al pacto fiscal que surge en los ochenta, dejan en suspensos impuestos que podrían cobrar de acuerdo con la Constitución, recibiendo a cambio participaciones, esto es un porcentaje por el uso de sus facultades tributarias concurrentes, el cual se distribuye a través de fórmulas, destacando por su monto, el Fondo General de Participaciones.
Los estados pueden cobrar el impuesto sobre nóminas y la tenencia, impuestos con posibilidades recaudatorias pero en algunos el primero está lleno de hoyos negros, esto es, de gastos fiscales elevados, para la debilidad de sus ingresos propios. Es el caso de entidades como Oaxaca, Tlaxcala, Chiapas o Guerrero.
El impuesto a la tenencia que se clonó en 2012, algunos no lo legislaron, la mayoría lo subsidia y pocos lo cobran bien. Destaca entre estos últimos la Ciudad de México que ha recuperado parte importante de la recaudación perdida por la tenencia, hasta 2011 recaudaba 5 mil millones, ya lleva más de 3 mil, al congelar el monto del subsidio y adicionalmente cobrar derechos de control vehicular.
En promedio nueve de 10 pesos de los ingresos estatales provienen de participaciones y aportaciones, son pocos los que superan el promedio, como Nuevo León, Chihuahua, Baja California, Estado de México, Jalisco y Campeche, una perla rara en el sureste. Pero otros no llegan ni al cinco por ciento, la mayoría del sur y otros como Nayarit o Colima.
Clara muestra de desinterés fiscal, de los daños que provoca el populismo fiscal y el gran desconocimiento de muchos funcionarios fiscales respecto de su materia. A veces es un defecto la experiencia, prefieren muchas veces funcionarios obedientes y no expertos.
Cuando en Coahuila se crea un sistema estatal de administración tributaria, no se buscó modernizar la recaudación tributaria, sino dándole facultades que no le correspondían, incluso contratar deuda y ya vimos las consecuencias, conocidas desde 2011. Hoy las finanzas de ese estado están estancadas, el año que viene hay renovación en el gobierno y sus participaciones crecerán levemente, en función del crecimiento de la recaudación participable.
Ya he escrito sobre lo que pagan de intereses, es claro que la deuda no es una opción, lo único que les queda es cobrar correctamente y gastar mejor. Seguiremos en el tema.