
De la misma manada
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de octubre de 2018.-La riqueza reside en la diversidad.
México es como lo indica el segundo artículo de la Constitución Política, es una nación pluricultural fundamentalmente sustentada en los pueblos indígenas.
Desde la etapa colonial llegaron al territorio actual de nuestro país olas migratorias que forjaron la cultura que hoy denominamos mexicana.
Sin embargo, no todos los inmigrantes han contado con el mismo derecho, los primeros fueron europeos, principalmente de España, con ellos llegaron los primeros africanos.
Mientras los españoles diseminaron lengua, religión, sistema de castas, poder y dominación y ejercieron papel hegemónico; algunos esclavos africanos lograron escapar del trabajo brutal e integrarse en comunidades al sur del país.
Con el avance de las expansiones territoriales de la corona española surgieron nuevas rutas comerciales que trajeron a los primeros migrantes asiáticos; chinos, indonesios y filipinos.
Hacia finales del siglo 19 hubo una importante ola de inmigración árabe, motivados por la agitación política en el Imperio Otomano que generó pobreza y persecución.
Llegaron al país: palestinos, libaneses y sirios (para acelerar su integración social algunos cambiaron su nombre por la traducción al español o semejanza sonora; Maryem por María y Fares por Pérez), que junto a emigrantes del este de Europa sumaron al crisol de pluralidad que es México.
Una constante en los movimientos migratorios masivos es que la población huye de conflictos políticos escalados a nivel bélico.
Podríamos pensar entonces que en el siglo 21 en una nación pluricultural y multi diversa como es la mexicana, los derechos humanos consagrados en la Constitución Política y tratados internacionales son plenamente respetados por el estado mexicano y defendidos a nivel discursivo por toda la población.
Pero la llegada masiva de inmigrantes al país provenientes de Honduras y conocida como Caravana Migrante dejó claro que para el agonizante régimen neoliberal fue más importante atender las amenazas de Trump e intentar contener a los migrantes antes que entender la dimensión humanitaria del problema que enfrenta y disponer una logística de recepción de acuerdo a los protocolos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Penosamente a nombre del Estado mexicano un contingente de personas, sujetos de derechos humanos más allá de su nacionalidad, que huye de una situación dramática de violencia y pobreza fueron recibidas por elementos de la Policía Federal que usaron gases lacrimógenos incluso contra mujeres y niños.
Ante la empatía que, en muchos y me incluyo, produjeron las imágenes de los migrantes hubo una respuesta repetitiva: “¿A cuántos vas a meter a tu casa?”, indica que quienes rechazan a los migrantes no han entendido lo más básico: la Caravana busca llegar a Estados Unidos, su paso por México es transitorio; hacen este recorrido en grupo para reducir el riesgo de ser víctimas de la delincuencia.
El Presidente Electo, López Obrador, anunció que buscará un acuerdo con Estados Unidos y Canadá para impulsar empleo y desarrollo en Centroamérica y enfrentar el fenómeno migratorio de raíz más allá de las deportaciones.
México proporcionará visas de trabajo para inmigrantes, medida que será criticada por muchos y aquellos que entendamos la necesidad del respeto a los derechos humanos deberemos defenderla pues es un paso en la construcción de un nuevo Estado mexicano, uno solidario.