Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de septiembre de 2018.- Mucho se ha hablado sobre las estrategias para superar la pobreza en México, la historia ha demostrado que las políticas públicas encaminadas a resolverla, han generado más pobreza. Al ser multifactorial este fenómeno, se requiere un trabajo institucional transversal y participación directa de las personas que se encuentran en precariedad económica.
En ocasiones, ha predominado el paternalismo y asistencialismo, en otras el centralismo de los recursos en unas cuantas urbes, la propagación de subsidios se traduce en una simulación de apoyo social, pues los programas se han utilizado como un medio de control y compra de votos.
De acuerdo con datos oficiales la pobreza en México alcanza a más de 57 millones de personas tomando en cuenta los 3 tipos: la alimentaria, la de capacidades y la patrimonial. A pesar de los esfuerzos de áreas como el Instituto Nacional de Economía Social, dependiente de la Sedesol y de la ley que le da origen, así como la existencia de diversos Fondos, apoyos, programas y subprogramas, no ha sido suficiente.
¿Por qué a pesar de una supuesta política social en materia de educación, salud y vivienda –sobre todo en los últimos 4 sexenios- que incluso promovió el rescate de espacios públicos y de recomposición del tejido social, el número de pobres creció?
Entonces la pregunta radica en ¿por qué los regímenes panistas continuaron con las mismas políticas públicas si éstas habían demostrado su ineficiencia en el combate a la pobreza? La respuesta está en que sólo se atendió la agenda macro económica y de la economía formal, mientras que la atención a la pobreza no mereció más que paliativos y no programas de desarrollo.
Los gobiernos anteriores de los 90 a la fecha, tuvieron en su momento la obligación de un rediseño institucional básicamente en dos secretarías de Estado: Economía y Desarrollo Social, encargadas de generar empleos y reducir la pobreza. Basado fundamentalmente en el autoempleo en pequeñas unidades productivas de carácter familiar, social o comunitario, con la ayuda de instancias públicas en trabajo social y desarrollo micro regional. En otras palabras, el verdadero combate a la pobreza se dará cuando estos grupos generen su propia riqueza.
Es urgente construir dentro de la estructura de gobierno un nuevo mecanismo orgánico y eficiente que incorpore a la economía formal nuevos grupos socioeconómicos para fortalecer el mercado interno y nuestra economía en forma integral, no parcialmente como ha venido sucediendo.
El reto del próximo presidente será precisamente realizar esa cirugía mayor a la estructura burocrática a partir de un diagnóstico no sólo municipal sino por localidad y diseñar e implementar las políticas públicas que abarquen los 3 niveles de gobierno y a los tres sectores de la economía para iniciar una reducción paulatina pero segura de la pobreza.
Es imperativo que no sólo se piense en los beneficios económicos, sino que se integren acciones de tipo social que provoquen la descentralización del poder político y económico, la regeneración de la ecología, la reducción del consumo de energías fósiles y desde luego la superación de la pobreza.
Fuente:
Quadratín México