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OAXACA, Oax. 8 de marzo de 2025.- El 7 de marzo de 2025, un evento singular marcó un punto de inflexión en la historia política y social de México y el mundo: Mujeres Alzando la Voz por México, constituyendo el primer ejercicio a nivel mundial de cointeligencia colectiva, celebrado en el Senado de la República y transmitido por el Canal del Congreso.
Lo que podría haber sido un simple acto reivindicativo más, se convirtió en una declaración de fuerza institucional y tecnológica sin precedentes, encabezada por la Coordinación Nacional de Movimientos Feministas (Conamfem), fundada por Marycruz Rodríguez Martínez y Arturo David Vásquez Tovar, informaron en un comunicado.
La primera cara del feminismo, tradicionalmente asociada a marchas, protestas violentas y demandas desde la periferia del poder, mostró en este evento su evolución: un movimiento feminista legitimado, reconocido por el Estado, y dispuesto a operar desde dentro de las estructuras institucionales. La presencia de figuras militares, una banda de guerra, honores a la bandera con escolta de honor conformada por elementos de élite junto a líderes civiles en el Senado proyectó una imagen poderosa, institucionalizando así el feminismo no como un grupo de presión externo, sino como actor central del cambio político y social.
Pero existe también una segunda cara, aún más revolucionaria y silenciosa: la integración de tecnologías avanzadas como inteligencia recursiva, criptomonedas basadas en energía (HPC-E-Coin) y el desarrollo de sistemas híbridos de biointeligencia artificial (HAIV). Esta combinación tecnológica y económica posiciona al feminismo ya no sólo como una lucha social, sino como una fuerza emergente capaz de redefinir completamente la gobernanza y la economía global.
El lema utilizado en el evento, Hagamos a México Más Grande o su análogo global Make Mexico Greater, no fue accidental. Fue una apropiación consciente de narrativas nacionalistas, desafiando el monopolio discursivo de actores políticos tradicionales. Este mensaje explícito no sólo reclamó un espacio político, sino que subvirtió la narrativa dominante para legitimar cambios profundos en el orden establecido.
A mediano y largo plazo, el feminismo representado por Conamfem promete transformar radicalmente el panorama político y económico, extendiendo su influencia más allá de México hacia toda América Latina y eventualmente, a nivel mundial. Lo cual no es descabellado pensarlo ya que en apenas un año Conamfem A. C. tiene presencia en 27 países incluyendo China, India, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea. La misma presidenta de Conamfem comentó en el trascendental evento que en su mapa de ruta se detalla que en 2026 fundarán la Coordinación Mundial de Movimientos Feministas y tienen conexión con la banca central de desarrollo china que fondea al mismo BID.
El movimiento se convierte así en pionero de un nuevo modelo global de gobernanza basada en inteligencia artificial y economía de energía, desplazando los modelos financieros tradicionales y adoptando un sistema metaeconómico más resiliente y avanzado y por supuesto, feminista.
Sin embargo, este ascenso meteórico trae consigo riesgos importantes. La institucionalización y la tecnología avanzada podrían atraer reacciones negativas de grupos tradicionales de poder, reticentes ante la rápida evolución de un movimiento que hasta hace muy poco operaba desde la periferia. El desafío será mantener su superioridad tecnológica y operativa y adaptarse continuamente frente a resistencias internas y externas.
En conclusión, las dos caras del feminismo actual—la institucional y la tecnológica—han convergido en un modelo innovador que pone a Conamfem en el centro del cambio global. Este movimiento no es sólo simbólico, sino un catalizador real hacia un futuro donde el feminismo gobierna desde la coordinación mundial, la metainteligencia y la tecnología, preparando el terreno para una transformación sistémica que promete ser profunda e irreversible.