Llora, el país amado…
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de febrero de 2017.- Leí ayer una nota sobre UBERS pirata, a los que califican como una nueva epidemia, fenómeno que se dice se da en la periferia de la Ciudad de México, en sitios también fantasmas. Sin embargo los mismos se dan también de manera casi abierta, escondidos en sitios oficiales, por ejemplo en Parque Delata, donde el sitio que está dentro del estacionamiento subterráneo, abundan carros en buenas condiciones, con el taxímetro escondido dentro de guantera que está frente al asiento del acompañante. Los propios conductores reconocen que es ilícito lo que hacen, pero están registrados en el sitio, sin placas oficiales y saben que se la juegan diario, ya que de tener problemas no los respaldarían.
Pero esto nos lleva a señalar muchas irregularidades de UBER, que padecemos sobre todo de quienes lo usamos con demasiada frecuencia, como es mi caso. Es frecuente, sobre todo en los últimos meses, que mandan conductores que no tienen la menor idea de la Ciudad, jóvenes que viven en los municipios mexiquenses, conturbados de la Ciudad de México, quienes no la conocen, son «esclavos al extremo» del navegador, lo que contrasta con lo que sucede con los choferes de la calle. Por supuesto hay excepciones y todavía conductores preparados, aunque cada vez menos.
Tengo entendido que los exámenes que les hacían sobre conocimiento de la Ciudad, ya no se los hacen, antes los hacían a través de una computadora. Según algunos ya nos les realizan exámenes antidoping, y los carros son en algunos casos tan viejos como los que circulan en la calle, como un taxi común y corriente. El perfil de los operadores era bueno, hoy parecen muchos de ellos «choferes de segunda».
La tarifa dinámica la siguen aplicando, pero la ocultan, sólo te señalan el costo estimado del viaje. He medido como él mismo tiene costos diametralmente opuestos de acuerdo a la hora. En cuanto a los servicios es frecuente que ya no traigan el «tacK», me ha pasado, incluso saliendo a la carretera me ha sucedido y para colmo, el conductor no trae efectivo. En esos casos lo he reportado y he sido parcialmente resarcido, pero el costo es el tiempo. En alguna ocasión, viniendo de Santa Fe, el conductor me decía que su navegador lo llevaba fuera de la ruta de cobro, que por cierto permite llegar al sur en pocos minutos, atravesando los túneles.
Ya me han tocado carros que llegan con estampados en el vidrio trasero o las puertas, de una Notaria o de una fábrica, me dijo el conductor que «el patrón los tenía en la fábrica, pero los está metiendo en UBER.
Es casi imposible la comunicación directa con esta empresa, cuesta poder señalar con claridad lo que sucede, no obstante la sigo usando por razones prácticas y de comodidad en las mañanas y en las noches.
Sé de una demanda que el año pasado perdió UBER en Estados Unidos, conozco el contrato que mandaron después de eso, donde se deslinda de cualquier responsabilidad laboral, pero al ser la empresa que selecciona y califica a los conductores, tiene corresponsabilidad sobre los resultados de su operación.
Es común escuchar las quejas de los conductores, sobre todo los que no son socios, sino empleados, los cuales tienen que realizar jornadas extremadamente altas en tiempo, lo que incrementa el riesgo de accidentes, con choferes cansados. Ellos mencionan que se les paga el costo de las casetas de cobro muchos días después, o que los socios no se los pagan. Cada vez es más frecuente que no traigan su tack y que el agua se les «acaba de terminar». La empresa gana mucho, debería de recuperar la calidad.
Encontraron salida informática al problema de las tarifas dinámicas.
Si no se corrigen, las opciones piratas seguirán creciendo.