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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de enero de 2020.- Pocas veces le gritan, le reclaman como en Morelos. Cuna de Emiliano Zapata. El Presidente suele recoger a su paso muestras de afecto, incluso devoción. El tema ni siquiera era social, sino por un cuadro. Una necedad de un grupo de personas incrustadas en el ámbito de cultura quienes impulsan las joterías de artistas que creen que denigrando a personajes de nuestra historia obtienen dinero y fama.
El cuadro, cuya exposición en Bellas Artes ha sido justamente impugnado por la familia de Emiliano Zapata, lo muestra con tacones, de color rosa, con piernas de mujer… ¿Fue el Caudillo de Sur, el que se atrevió a combatir al Ejército de Porfirio Díaz, al de Francisco Madero, al de Carranza, homosexual?
No hay ningún estudio que lo demuestre, ningún historiador que lo diga, ningún libro que lo reseñe.
El pintor bien puede mostrarlo defecando. Ese no es el problema, la libertad artística todo lo permite. Sin embargo, Bellas Artes es un recinto oficial, que depende para su funcionamiento del erario, es decir del pago de nuestros impuestos.
La señora Fraustro, la secretaria de Cultura, lo fue antes en Guerrero con Ángel Rivero, y el sexenio pasado funcionaria de Peña Nieto. O sea, sus credenciales no son las mejores. Los funcionarios que están ahí, una cofradía que tienen justificadas razones para defender todo tipo de joterías, vienen de los gobiernos pasados. Esos que diariamente fustiga López Obrador.
Así Marina Núñez, subsecretaria, fue responsable del fallido “plan de lectura” del sexenio pasado. Y el director de Bellas Artes, Miguel Fernández Félix, a quien rechazan los trabajadores, los mismos que fueron en diciembre a impedir que los reporteros entrásemos a la “Mañanera”, viene del pasado más siniestro de la cultura en México. O sea, son las remoras de otros gobiernos las que decidieron que las “joterías” eran tema de cultura nacional. Son los responsables de que griten, insulten al primer mandatario.
Y que ninguno se atreva a criticar. Ya vimos aquel mensaje en redes sociales que publicó, en el momento más fuerte del rechazo a esta exhibición, Jesús Ramírez Cuevas afirmando, según algún autor, que la Revolución la hicieron homosexuales. O sea…
Total respeto a la preferencia sexual de cada quién. El tema es la burla, la intencionalidad de denigrar a una figura de nuestra historia, con “joterías”, que como todos saben son las formas en que hombres ridiculizan su comportamiento femenino.
Y que esto se haga en Bellas Artes. En cualquier galería de arte de alguna colonia de la CDMX hubiese pasado desapercibido el cuadro. La familia Zapata está indignada con justísima razón.
¿Qué sigue? Supongo que estarán patrocinando un homenaje a Leona Vicario, este es el año que la conmemora, desnuda, en cuclillas, con algún vibrador…
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