Economía en sentido contrario: Banamex
De vez en cuando algún columnista hace referencia a alguna o algunas de las obsesiones de López Obrador, que al parecer son muchas. Vale la pena hacer un breve repaso de las más evidentes pues es claro que las tiene y que no le ayudan a comportarse como el presidente de todos los mexicanos.
Obsesión o discurso populista, el reclamo a España sobre una disculpa por las atrocidades que tuvieron lugar durante la conquista o las constantes referencias a personajes de nuestra historia como Juárez, Madero o Lázaro Cárdenas, supuestos guías de su gobierno, se mezclan en gran medida con su obstinación por regresar al México del siglo pasado, cuando el PRI llevaba las riendas del poder pretendiendo “rescatar” a PEMEX o CFE, por poner solo dos ejemplos, a través de la inyección de recursos públicos que no resuelven los problemas de ineficiencia y corrupción que ambas instituciones arrastran justo a partir de la protección que el estado priista les brindaba.
La idea de ser el líder moral de América Latina también se revela como una obsesión en AMLO que lo ha llevado a rescatar a Evo Morales, a intentarlo con Pedro Castillo, a llevar mensajes imposibles de lograr a la Organización de las Naciones Unidas o a reclamar a Biden por el supuesto abandono de los Estados Unidos a Latinoamérica. Bueno sería si México buscara la integración de Hispanoamérica, pero no se ve siquiera cerca cuando quien la pretende no es capaz de conciliar la diversidad de las democracias y, en cambio, se inclina a menudo por los países de corte socialista y totalitario de la región.
Que decir de su paranoia contra los intelectuales y periodistas que critican a su gobierno. Tanta es su obsesión que ante el lamentable atentado contra Ciro Gómez Leyva el presidente además de acusar una conspiración de la derecha contra él, asumiéndose como la víctima, no es capaz de bajar el tono de sus reproches a ambos colectivos a la vez que en su victimismo busca la compasión de sus seguidores como defensa ante el supuesto ataque.
Obsesión también son sus “megaproyectos”, pues a falta de un proyecto congruente de desarrollo nacional, para AMLO el Tren Maya o el proyecto del Istmo de Tehuantepec, además del AIFA, serán su legado como presidente de México. Claro, falta nada más que se concluyan, lo que hoy se ve imposible.
Algunas, sino todas sus obsesiones, tienen que ver con su historia personal y esa manía que tiene de echar a otros la culpa de sus errores y limitaciones. Por eso ataca al INE, pues no puede perdonar sus derrotas en las urnas en 2006 y luego en 2012. Y no quiero pensar como fueron sus largos 14 años en la UNAM que se transformaron en su obstinación por tomar a su alma mater para convertirla también en un instrumento que él pueda manejar.
Las mañaneras lo retratan de cuerpo entero pues es ahí donde nos revela sus ideas tan cercanas al fanatismo y tan alejadas de la prudencia y la tolerancia que debería caracterizar al gobernante.
Ojalá estuviera obsesionado con el crecimiento de México, con abatir la pobreza y disminuir la desigualdad, con la seguridad pública, con la ciencia, con las artes, con los deportes (más de allá de su obstinación por el béisbol), temas que parecieran tabúes y que solo se mencionan con otros datos, cuando es inevitable tocarlos.
Su obcecación le está pasando factura y pone en riesgo la continuidad de su “proyecto”. Ahora nos toca a los ciudadanos hacer nuestra parte para evitar que se repitan personajes como AMLO en el timón de la nación, organizándonos y escogiendo a los mejores para competir en el 2024 en lo que ya se vislumbra como una elección de estado.
Los escándalos por robo a sus estados y a la nacion por parte de priistas, morenistas, panistas, perredistas, verdes, petistas emecistas y demás nos hacen ver que los partidos son el problema y no la solución a los problemas de Mexico. Hay que echarlos a la basura. La solucion está en la sociedad civil con las candidaturas independientes. Reiteró mi invitación a los mexicanos y mexicanas a que participen como candidatos independientes a las presidencias municipales, sindicaturas, regidurias, diputaciones locales y federales, senadurías y gubernaturas. Por mi parte sigo buscando el apoyo del pueblo de Mexico, para que cuando el INE lance la convocatoria, registrar mi candidatura independiente a la presidencia de Mexico, y juntos hagamos del país una potencia mundial. Tengo la claridad, la experiencia y el carácter para hacerlo.