Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de marzo de 2020.- Para las jóvenes generaciones el concepto viral solamente existía en redes sociales y se refería a algo que pasaba de manera rápida, de una persona a otra. Instituciones, marcas, personajes de la vida pública intentan de manera cotidiana viralizar algún contenido que les ayude a su causa o que afecte a la competencia.
Hoy, la crisis del Covid-19 nos recuerda de donde proviene lo viral y es precisamente con temas de salud, pero, ahora con el ya popular Coronavirus tenemos al menos tres crisis: Primero la enfermedad misma, la cual ha causado por desgracia miles de muertes y su virus se expande a ritmos frenéticos, tanto que la Organización Mundial de la Salud la clasificó como pandemia.
Segundo, la crisis de la comunicación institucional, la que lleva a gobiernos e instituciones a comunicarse de la manera más eficiente con su población, en una crisis siempre surge lo mejor y lo peor de los líderes.
De por sí en la actualidad los esfuerzos de la comunicación de gobierno ya tienen una carga negativa por las calificaciones (también negativas en su mayoría) de quienes encabezan los gobiernos, por eso no siempre son quienes llevan la voz, y en una crisis con afectados directos en la población requiere las mejores decisiones y los mejores cuadros.
Y tercero, la crisis de credibilidad que abarca desde las instituciones gubernamentales, los medios de comunicación y llega hasta las personas como tal (conocidos, compañeros, amigos, familia), pues este tema de salud no escapa a la esfera de la polémica y la posible politización, esto es que no se crean las cifras o que no se haga caso a la contingencia porque pertenece a otra fuerza política o porque no votó la opción que gobierna.
Aunado a que no todos los líderes envían mensajes que generen consensos y tranquilidad, en un momento que se requieren, esto es, en una crisis no importa el bando al que se pertenezca pues es muy claro que el enemigo ha cambiado y que juntos podemos hacerle frente.
Se requiere además empatía, cercanía, humanidad, se está hablando de muertes, de familias destrozadas, de la crisis de salud más grave que se tenga registro en varias generaciones, y que le seguirá una crisis económica de dimensiones todavía incuantificables.
Y es que sin estar infectados del virus ya hay daños y se esperan más, por ejemplo los que trabajan al día y una pausa así los afecta más que a quienes tienen prestaciones, o a aquellos que no saben estar en su casa y ahora tendrán que enfrentar esa realidad.
Lo mejor es quedarse en casa, y armarse de paciencia, allí se incubarán otros problemas, los cotidianos en vacaciones: accidentes, violencia intrafamiliar, carencia de alimentos y servicios, pero también es una oportunidad para saldar cuentas, hacer pendientes, generar empatía, descubrir virtudes propias que desconocíamos.
Por ello también es buen momento para hacer una pausa y preguntarnos qué estamos haciendo para combatir las diferentes crisis por las que estamos pasando.
@rvargaspasaye