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La primera vez que tuve en mis manos un expediente generado en gobernación fue por la orden de dar de baja a compañeros de trabajo, de lucha y de ideales por el cambio de estructuras en México en una programa nacional en que ilusoriamente pensamos que podría ser la puerta para iniciar el cambio desde las mismas entrañas del sistema que atrajo a una buena cantidad de personas y compañeros que habían militado desde la izquierda más extrema, expresos políticos, ex curas y exmonjas adeptos a la teología de la liberación, líderes sociales y comunitarios y un grueso contingente de científicos sociales entre antropólogos, sociólogos, trabajadores sociales y en donde las mujeres eran casi la mitad de ellos.
Los dirigentes del programa, reconocidos militantes de izquierda fueron premiados con sendas vacaciones en Nueva York por no oponerse al despido de los compañeros y “encargaron” a quien calificaban que tenía mayor imagen institucional y militancia a prueba de fuego, para que se encargara de justificar o darle algún tipo de escudo a la inminente represión por ocupar el espacio de gobierno para apoyar la organización de los campesinos indígenas y obreros de los centros urbanos marginados de tal manera que el partido en el poder utilizó su armamento pesado con ataques y señalamientos en la prensa de circulación nacional para señalar de guerrilleros incrustados en el gobierno y exigir el despido de los que consideraban más radicales.
Ante la negativa de operar semejante acto ilegal y represivo, la empresa de gobierno en donde se desarrollaba el programa operó de manera abierta y sin el menor cuidado el despido de los señalados que en una buena proporción los hizo retomar la vía radical de nueva cuenta quedando en mi memoria las fotografías de los aludidos en esos expedientes sobre todo de las que en se entonces tomaban supuestos empelados de restaurantes a los comensales que ni idea tenían a dónde iban aparar tales fotografías, así como los alias, costumbres y relaciones personales de los aludidos. Después el seguimiento de los agentes de seguridad y sobre todo las escuchas de nuestras conversaciones telefónicas y los clásicos “orejas” fueron el complemento que hasta la fecha como pandemia endémica nos siguen persiguiendo a pesar de la edad, los cambios en las estrategias para lograr el cambio de fondo y la difusión de los ideales y conceptos de ese cambio entre un mayor número de personas, que ahora si bien se han agudizado han dado un giro significativo con el actual grupo en el poder que se auto adscribe como de izquierda.
Aunque puede haber otros conceptos y recargas ideológicas, haya dos en especial que caracterizan, estigmatizan y propalan a diestra y siniestra los militantes, gobernantes y simpatizantes del grupo en el poder que son: Casi todo lo que hacen lo categorizan como “histórico” y una buena cantidad de sus imposiciones, estrategias y acciones las llevan a la Constitución General de tal manera que esta parece un listado de cosas cotidianas, sin sentido y en el mejor de los casos sujetas a medidas administrativas uordenanzas del ejecutivo en turno. Sin jugarle al siquiatra ensarapado, pareciera que la historia oficial escrita por los vencedores como parte de la burguesía nacional que obvió a los desposeídos e individualizó las gestas y momentos significativos del país, ha sido una carga pesada en el imaginario del actual grupo en el poder que casi cualquier estornudo, eructo o gemido es de inmediato catalogado como algo histórico en una especie de auto reivindicación por estar en el altar de su patria.
Como asumen la legalidad burguesa occidental, piensan que llevando a la Constitución General asuntos nimios y banales como una de las últimas propuestas para lo que llaman las “mañaneras del pueblo” sean elevadas a rango constitucional, van a ser inmovibles por secular seculorum sin que sea albur de latinajo, imaginando que sin tomar en cuenta la experiencia hasta ahora vivida de cambio de partido en el poder que a lo máximo dura dos sexenios, no vendrán otras mayorías en el congreso de la unión, reales o ficticias como las actuales a cambiar las reglas del juego por ellos impuestas hasta ahora que en nuestro solar trae volado a más de uno por la próxima gubernatura que sin ser homofóbico salvo que sea hagan la operación jarocha no podrán aspirar al menos por el partido en el poder a la candidatura y así como van no pareciera que les vaya a alcanzar el fuelle para el 2030. Así que lo que el otrora partido único en el poder hoy travestido en la buena nueva del reino de leche y miel practicaba cotidiana y no tan clandestinamente, hoy se ha elevado a rango constitucional atropellos como la CURP biométrica que solo legaliza como otras atrocidades de los que están ahora en el poder: ¡Aunque la mona se vista de seda, mona se queda!
Gerardo Garfias Ruiz