Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUUDAD DE MÉXICO, 4 de octubre de 2018.- En el diario El País, en su sección Internacional, publicada este miércoles, aparece una columna intitulada “La ruleta Rusa de ser Juez en México” que contiene una declaración insólita:
«Los jueces están condenados a mantenerse en una mediocridad y discreción para conseguir la estabilidad», explica Armando Ismael Maitret, presidente de la Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia y actual presidente de la sala regional capitalina del Tribunal Electoral. El magistrado Maitret añade que cuando un juez es muy bueno en su trabajo, corre el riesgo de que lo cambien de destino: «La carrera judicial es lo más parecido que existe a la carrera militar», apunta. El magistrado explica que por eso muchos intentan no destacar: «Muchos viven además con el temor de ser trasladados toda su vida».
Se da en el contexto de varias declaraciones de jueces del fuero federal respecto de los juicios que deben resolver en sentencia, de asuntos tanto del crimen organizado, como de políticos o de otros relacionados con su competencia.
Hacen referencia a un juez del norte del país que lamentablemente fue ejecutado.
Llama la atención, por al menos 3 circunstancias.
1.- Que un juez esté condenado a mantenerse en la mediocridad y discreción para conseguir estabilidad, es lo más lamentable que puede pasarle a la justicia; dicho por un alto magistrado, uno de adentro del tortuoso aparato “impartidor de justicia”, no es cosa que deba desecharse, implica una seria reflexión de lo que está pasando en México con la Justicia. Así las cosas, toda la legislación es letra muerta y confirma que, como he afirmado en este espacio, solo existen jueces o de consigna o de miedo, desde el más modesto, hasta el más alto, finalmente, un juez común o un ministro, ambos son impartidores de justicia, al menos por ese concepto abstracto cobran.
2.- Que cuando un juez es muy bueno en su trabajo corre el riesgo que lo cambien de destino; nunca se ha sabido que un juez deba permanecer eternamente en un solo juzgado o tribunal, por el contrario, según recuerdo, las leyes orgánicas de los tribunales, ordenan cambios de adscripción periódicos a efecto de que el juez no cree intereses.
3.- Que muchos intentan no destacar, por el temor a ser trasladados toda su vida; es evidente, que ningún juez en México destaca como jurista o jurisconsulto, como impartidor eficiente y eficaz de justicia; por el contrario, pasan horas enteras buscando y rebuscando pretextos legaloides, argumentos mentirosos, dogmáticos, subjetivos, trasnochados, para no conocer de los asuntos que se ponen a su consideración, o en su caso para no resolverlos de fondo, pronunciándose concreta y específicamente, concediendo o no razón al justiciable; en la inmensa mayoría de los casos, se salen “graciosamente” por la puerta trasera, haciendo como que resuelven pues con ello, por lo menos, pasajeramente, dejan en paz su conciencia.
Armando Ismael Maitret, presidente de la Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia y actual presidente de la sala regional capitalina del Tribunal Electoral, descubrió el agua tibia, bien por él.
El único mérito de tan alto impartidor de justicia, es haber declarado, lo que todo México sabe y sufre, que al no haber jueces de a de veras, nunca habrá Justicia.
El deponente magister, desde luego habla de la Justicia Federal, imagínense el estado actual de la justicia local.
Lamentable para los impartidores de justicia, lamentable para los justiciables, lamentable para la misma Justicia, y finalmente para México.
¡Ah, se me olvidaba!, pobres almas, cuánto tienen que sufrir, qué vida tan azarosa, que no sabrán ganarse el pan nuestro de cada día, en otra cosa, como litigar, por ejemplo. Fin, a cada quien…