
La maquinaria está lista: Lenia la Corte
Abanico
El prometedor sector tecnológico parece inaccesible a grupos de trabajadores subrepresentados como jóvenes y mujeres. Sin embargo, la mentoría personalizada y programas que catapultan la práxis profesional se convierten en poderosos accesos a una de las industrias mejor pagadas y que mayores puestos de trabajo presentará en la próxima década.
Actualmente, sólo el 30% de los puestos de trabajo tecnológicos en todo el mundo lo ocupan mujeres. Esto a pesar de que representan la mitad de la población mundial.
Esta disparidad ocurre mientras la tecnología es la que mayores puestos laborales presentará en la próxima década. Esto presupone que las mujeres y otros grupos subrepresentados pueden perder oportunidades de trabajos bien remunerados en la tecnología.
Aunque muchas veces se cuenta con la formación profesional, existe reticencia de los líderes empresariales para contratar mujeres en el sector. Aducen “falta de experiencia” y hay dudas sobre su desempeño.
Por ello, en Polonia se creó el programa «Challenges», que requiere que los participantes trabajen en un proyecto específico, como la creación de una aplicación móvil o la ingeniería del backend de una plataforma digital. Se trabaja en equipos, las mujeres completan una serie de tareas y reciben comentarios de ejecutivos de tecnología y otros profesionales en el campo.
Para disminuir la brecha de la oferta de trabajos en el sector tecnológico, también se impulsa la mentoría individual. Ambos tipos de programas catapultan las oportunidades de las mujeres para incorporarse al prometedor sector tecnológico sin importar dónde viven o su nivel de educación.
Distintos estudios muestran que las mujeres que completaron el programa en línea tienen 45% más de probabilidades en promedio de ser contratadas para un puesto tecnológico, tanto en empresas tecnológicas como en otras con un puesto específico en tecnología.
La mejora en las tasas de contratación bajo el programa pragmático fue similar a las mujeres que trabajaron directamente con mentores durante su búsqueda de empleo.
Sin embargo, la mentoría requiere mucho tiempo y recursos, tanto para las organizaciones que la dirigen como para los mentores que se ofrecen como voluntarios.
Por otra parte, vale mencionar que la cultura predominante en determinadas regiones, particularmente las más tradicionales, favorece la tutoría personalizada. Por ejemplo, las mujeres de los pueblos pequeños de Polonia tienen más posibilidades de ser contratadas para un trabajo tecnológico si reciben mentoría que si completaban el programa Challenges. Pero el programa Challenges ayuda a las mujeres que viven en las grandes ciudades más que la mentoría.
Estadísticamente los solicitantes de empleo sin títulos de posgrado se benefician más de ser asesorados o completar desafíos respecto a los participantes con títulos avanzados.
Lo ideal, en cualquier caso, es combinar la mentoría personalizada y reforzar con la instrucción en línea altamente pragmática.
Ahora, vale remarcar que la influencia de la tecnología solo se va a profundizar, lo que convierte la fuerza laboral diversa en algo primordial, tanto para brindar a las mujeres y otros grupos subrepresentados acceso a trabajos bien remunerados como para garantizar que la tecnología funcione de manera equitativa. Un sector tecnológico diverso también ayudará a construir sociedades más diversas, de ahí la oportunidad de mayor inclusión.
Estos programas se pueden aplicar no solo a las mujeres, sino a cualquier grupo de trabajadores subrepresentados que, desafortunadamente, podrían necesitar hacer esfuerzos adicionales para señalar sus calificaciones a los posibles empleadores.