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Periodismo bajo asedio
Cipriano Flores Cruz
OAXACA, Oax., 23 de diciembre de 2018.-Para casi todos los presidentes de la República de los últimos tiempos, Oaxaca se ha constituido un reto para la política social del régimen prevaleciente, han dicho, con justa razón, que el éxito o fracaso de su política social está en Oaxaca, tierra de quince naciones y el pueblo negro. Desgraciadamente todos han fracasado.
Para mi gusto, el fracaso se ha debido a que han utilizado la misma estrategia, los mismos procedimientos, las mismas políticas, las mismas ideas, concepciones, ideologías, además de los mismos prejuicios. Si se hace de la misma manera, lo lógico es obtener los mismos resultados.
El primer gran error que se ha cometido, si es que se trata de descolonizar la relación entre las naciones mexicanas y el Estado Nacional, es pensar que el principal problema es de atención hacia estas naciones desde una perspectiva administrativa, de esta manera, desde el Consejo de Indias del Estado Español, pasando por el Instituto Nacional Indigenista, la Comisión Nacional de Desarrollo de los Pueblos Indígenas, hasta el recién creado Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas del Estado mexicano, han ratificado en sus atribuciones y acciones esta idea de problema de atención.
Sólo por la lucha de estas naciones se ha introducido la idea de que lo que se trata es un problema de derechos.
En los más de quinientos años de colonización y de colonialidad han muerto miles de integrantes de estas naciones clamando sus derechos como seres que constituyen una colectividad de destino.
Así está en la Constitución mexicana en su artículo segundo con un apartado A de derechos y un apartado B de atención, en las diversas materias que le son indispensables a estas naciones, desde luego, con énfasis en la materia de atención y no en la materia de derechos que por lo regular es letra muerta.
Por la prevalencia de la idea de que lo que se trata es un asunto de atención, los Estados han determinado que lo mejor es crear una institución encargada del asunto indígena, así llamado y concebido por los diversos regímenes políticos en nuestra historia.
En este contexto, los distintos gobiernos le han asignado diversos presupuestos, de acuerdo a su bendita voluntad, a su benevolencia, con actitud casi cristiana: “hay que asignarle buen dinero a estos pobres indios” o “cómo estorban estos indios, dales un poco más de recursos para que no estén molestando” La caridad asoma como política de administración.
Planes van y vienen, programas diversos se instrumentan; sin embargo, las naciones mexicanas siguen en la misma situación.
Incluso ha habido gobiernos que han multiplicado por diez el presupuesto asignado, de la misma manera han establecido políticas de transversalidad para hacer más efectiva la atención, el gobierno del Presidente Vicente Fox fue el caso. Si bien nos va, en los grandes proyectos de desarrollo, por ejemplo, seremos los encargados de limpieza, los mozos, los albañiles, los obreros, los sirvientes de los grandes señores pues.
Establecer un órgano administrativo para la atención hacia estas naciones es una política equivocada, nos convierte en objetos de administración y en objetos de clientela electoral, en sujetos mediatizados, el nuevo encomendero es el Estado, para nuestra desgracia.
Si bien existe la intención del nuevo régimen de la Cuarta Transformación de reconocernos como sujetos colectivos de derecho; sin embargo, estamos esperando esa reforma en la Constitución nacional.
Por vía de mientras, como solemos decir los oaxaqueños, observamos con preocupación, que esta idea de ser sujetos de derecho colectivo no se refleja en los inicios de acciones que tienen que ver con estas naciones.
Por ejemplo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha presentado el Programa Nacional Indígena, para ser operado por la administración pública nacional.
Siguiendo al jurista zapoteco Eduardo Castillo Cruz, ¿no correspondía a las naciones mexicanas, ya que estamos en una Transformación radical de las cosas públicas, la presentación de un Programa Nacional con base en el derecho a la autodeterminación? Sólo cabe demandar el derecho a la consulta libre e informada a cada una de las naciones, es el camino que nos parece coherente.
En este nuevo régimen se debe demostrar la voluntad de cambio en la relación entre el Estado y las naciones mexicanas. En primer lugar se deben privilegiar los derechos, declarar al Estado mexicano como plurinacional, implantar el pluralismo jurídico como forma de relación entre derechos, elaboración por parte de las naciones mexicanas la ley general para normar la nueva relación, cambiar de estrategia, que la transformación surja desde las comunidades en su ámbito de autodeterminación, se debe poner fin al paternalismo político, social, económico y jurídico, se reclama no sólo pan, sino fundamentalmente libertad. Si el cambio no va en serio, la Cuarta Transformación, en materia de esas naciones, morderá polvo en Oaxaca.