Corte y Trump: no se acaba el mundo, solo se degrada
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de febrero de 2018.- Creo sinceramente que todos los seres pensantes saben que los dichos populares encierran una gran filosofía y son tan certeros, que siempre dan en el blanco. Son producto de la observación consciente y reflexiva de los hombres y encierran muchos siglos de razonamiento.
La mayoría de los que conocemos en México, son de origen árabe. Pasaron a España durante los ocho siglos que fue dominada por los moros y de aquí a México, aunque en nuestra querida patria también se cuecen habas, por el gran ingenio que contienen los nuestros.
Me llama la atención que un mexicano tan inteligente como Jesús Silva-Herzog Márquez, haya creído que AMLO cambió en los últimos 18 años de campaña; de cuando comenzó a denostar a los de enfrente; a hablar de su “honestidad valiente”; del combate a la corrupción que nadie vio jamás cuando fue jefe de Gobierno; de cuando realizaba encuestas entre los mexicanos, para determinar si opinaban que continuara o no; más falsas que un billete de a centavo y muchas habladurías más.
Recuerdo cuando gritaba ¡cállate chachalaca! Y la chachalaca parecía él, por su voz delgada y de pito, cuando grita. Cuando su procurador de Justicia inventaba delincuentes y falsificaba declaraciones para alimentar esta fábrica. Cuando sus funcionarios recibían fajos de dinero, mientras otros lo gastaban en Las Vegas. ¿Honestidad Valiente? Sus ayudantes estaban hasta el cuello, negros de lodo y el grandioso mesías no se daba cuenta.
Dice el dicho: “genio y figura, hasta la sepultura”. Sus grotescos desplantes de altanería, de intolerancia, de mentiroso, no han desaparecido ni desaparecerán. No puede soportar que un periodista lo entreviste y le haga preguntas que le molestan, porque le cuesta mucho trabajo contestar con ingenio. Seguramente preferiría hacer un cuestionario él mismo para dárselo al entrevistador. Como eso no es posible, llega al enfrentamiento en un instante.
Comienza a insultar. A achacar que su entrevistador está a las órdenes, al servicio de la mafia del poder. Aconseja que aprendan el oficio, que aprendan a entrevistar. ¡Claro! Que aprendan a entrevistarlo a él, porque las entrevistas a él deben ser pensadas con anticipación, para nadie le formule preguntas embarazosas.
Sucedió no hace mucho con Pepe Cárdenas y ha sucedido con otros. No permitía que el periodista le preguntara, pues hablaba hasta por los codos y se enfadaba con las interrogantes que se referían a las elecciones para gobernador en el estado de México. Alegó que Peña Nieto hacía campaña para su primo Alfredo del Mazo Maza, sin ver la viga en su ojo, pues todo mundo sabía que él también metía las manos por su pupila Delfina Gómez.
Ahora le tocó el turno al respetable Jesús Silva-Herzog. No le gustó que inclusive lo ensalzara. Escribió en la cuenta de Twitter: “hace tiempo que Jesús Silva-Herzog Márquez me cuestiona con conjeturas de toda índole. Hoy, en el periódico Reforma, me acusa sin motivo de oportunista. Ni modo, son tiempos de enfrentar a la mafia del poder, a sus secuaces y articulistas conservadores con apariencia de liberales”.
El articulista le contestó: “Ojalá aceptara alguna vez, don @lopezobrador_ que la discrepancia no es inmoralidad. Criticarlo a usted no es entregarse a la mafia. Si no aceptamos que hay razones para el desacuerdo, el diálogo no tiene sentido”.
Recurre diariamente al estás conmigo. Si no es así, estás con la mafia del poder. Como dice otro dicho: “ve moros con tranchete” por todos lados.
Pero no pasa nada en sus adentros. Continúa convencido de que es el hermano mayor de Dios, aunque para muchísimos mexicanos continúa erigido en el gran peligro para este país y para una inmensa parte de sus habitantes.