Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de juniko de 2018.- Casi todos suponen que la elección presidencial ya se resolvió.
Muchos creen que el puntero, el candidato de Morena, ya es el nuevo presidente sobre todo por la soberbia con la que se mueve en campaña y en declaraciones por todo el país.
Pero otros se han percatado de esa suerte de trampa al imaginario colectivo en que se ha convertido la campaña que pretende hacer creer que “el arroz” de la presidencial “ya se coció”; percepción sembrada en redes y digitales y luego a las encuestas y más adelante a los medios militantes.
Sin embargo, a poco más de 20 días de la elección presidencial crece el nerviosismo entre el equipo cercano al puntero y cada vez son más los que empiezan a dudar sobre el resultado del 1 de julio.
A esa posibilidad se suma una creciente reagrupación del PRI, que en estados como Hidalgo, México, CDMX, Campeche, Yucatán… y otras regiones del país empieza a mostrar un verdadero fortalecimiento.
Pero la mayor señal de que el puntero en las encuestas no tiene nada seguro la ofreció el propio López Obrador luego de su encuentro de casi tres horas con empresarios. ¿Qué se dijeron los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios y el candidato López Obrador?
Poco se sabe. Sabemos del abrazo a Claudio X Gonzáles, del saludo de mano a cada uno de los integrantes de ese selecto grupo y sabemos de la descortesía de López Obrador de no probar bocado. Es decir, no compartió el pan y la sal con los más grandes empresarios del país.
¿Qué se dijeron empresrios y candidato presidencial? ¿Qué le dijeron a López Obrador? ¿Qué palabras, qué argumentos, qué señalamientos formularon para que el candidato de Morena saliera del encuentro con cara de funeral?
Y es que si bien la expresión facial de Obrador y su mensaje corporal sólo reflejan una parte de lo que pasó detrás de las puertas cerradas del encuentro, también es cierto que el candidato y sus anfitriones no querían que los ciudadanos y potenciales votanres conocieran el contenido de su encuentro.
¿Por qué “en lo oscurito”? ¿Por qué no de cara a la nación, como pregonó por décadas la dizque izquierda mexicana”.
Sin embargo, una pista de lo que pudo ocurrir en el encuentro a puerta cerrada la ofreció el propio López Obrador, de manera puntual.
A la pregunta de los periodistas AMLO dijo pausado y con claros signos de agobio: “Lo más importante es que hay el acuerdo de que, si el pueblo de México decide que ganamos la presidencia, vamos a tener una relación de cooperación entre el sector privado y el sector público”.
Dicho de otro modo, que luego del encuentro con empresarios, López Obrador fue más cauto, olvidó el contundente “vamos a hacer…” y lo cambio por el modesto “si el pueblo quiere”. El lenguaje y la expresión facial y corporal de AMLO cambiaron de manera radical.
Y es que según expertos, el voto se decide en las dos semanas previas a la elección, por un lado, y frente a la urna, por el otro.
Y ya empezó el tiempo de “velar armas”. Y López Obrador sabe que es real la posibilidad de una tercera derrota.
Al tiempo.