Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de octubre de 2019.- La principal preocupación que quedó después del fracaso del operativo para arrestar y deportar al mediocre hijo de El Chapo, Ovidio Guzmán López, fue la confirmación de las certezas de que los cárteles son organizaciones criminales que le disputan poder al Estado y que tienen controlada toda la república.
Los cárteles nacieron a comienzos de los ochenta con el grupo criminal de Miguel Angel Félix Gallardo, alias El Padrino, y fuente organizativa de las bandas. Félix Gallardo apadrinó a Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Don Neto en Guadalajara y muy pronto desafiaron al Estado con el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.
A partir de ahí se multiplicaron las organizaciones criminales hasta formar carteles o agrupaciones de diferentes grupos para manejar distribución y precios. Los carteles eran, al principio, transportistas de droga desde campos mexicanos o desde Chiapas con la que venía de Sudamérica y dejaban los camiones, escoltados por policías, en la frontera estadunidense.
El problema se agravó cuando las bandas de compradores carecieron de efectivo y pagaron a los mexicanos con paquetes de droga: la transformación de la droga en efectivo se dio a través del fomento del consumo dentro del país y de la disputa de plazas para la distribución.
De acuerdo con la revisión de varios documentos, los cárteles en México podrían estar de la siguiente manera:
Cárteles principales
Debilitados
Desarticulados y/o inactivos
En este contexto de organizaciones criminales se ha estado definiendo la estrategia de seguridad del gobierno de López Obrador.
Ley de la Omertá
En una de las novelas-venero del ambiente criminal, El Padrino, de Mario Puzo, con sucesos ocurridos entre 1945-1955, se cuenta la forma en que el crimen organizado pasó del contrabando de productos italianos y el control de sindicatos con italoamericanos a las mafias de la droga. Al principio Don Corleone recibe, a instancias de su hijo Sonny, a representantes de una nueva mafia que quería vender droga en los territorios de Corleone; le ofrecían un millón de dólares por sus contactos con policías y jueces. Don Corleone, por encima de las presiones de su hijo, se negó.
Pero las mafias de la droga no se detuvieron; hicieron un intento por asesinar a Corleone y lo hirieron de gravedad como para sacarlo del liderazgo; pero en su lugar quiso quedar Sonny, sólo que su impetuosidad lo hizo cometer muchos errores y fue asesinado cuando aun Corleone convalecía de sus heridas. Entonces el poder de la banda Corleone quedo en manos de su hijo Michael, un excombatiente de la Segunda Guerra con condecoraciones por actos de heroicidad.
Michael resultó todo un estratega, sin pasiones, sin sentimientos. La masacre del final de la película uno fue un acto de crimen diseñado con precisión milimétrica. En El Padrino III, Michael se alía a otra de las mafias poderosas del poder: la mafia del catolicismo incrustada en los pasillos del poder del Vaticano y sus relaciones con las logias masónicas para lavar dinero y traficar con influencias. Michael se quiere salir del crimen organizado, pero la resulta imposible lograrlo. El funcionamiento de la mafia original pasó del contrabando al juego y logró eludir la droga, pero los resultados fueron los mismos: las bandas de narcos tomaron el control del mercado de Nueva York por el consumo creciente de drogas y las mafias del juego, del contrabando y de los sindicatos quedó marginada.
En la vida real, el gobierno de los EE. UU. pactó con las mafias para lograr bloquear el funcionamiento de los puertos ante la llegada de barcos nazis, pero luego no cumplió sus tareas. Cuando menos dos intentos de asesinato de Fidel Castro fueron encargados a las mafias italianas en EU. Y el periodista Seymour M. Hersh aportó algunas evidencias de que Jack Kennedy, el cacique del clan, también pactó con la mafia para rellenar urnas a favor de la candidatura presidencial de su hijo John F.
La novela El Padrino se potenció con la película, pero logró mayor audiencia en tanto que reflejó parte de la historia de la construcción de las mafias en EU.
Zona Zero
• La derrota de Culiacán no ocurrió en el momento en que se dio la orden deliberar a Ovidio Guzmán López, sino cuando el gobierno federal, el gabinete de seguridad y el presidente de la república no pudieron informar ni menos aún fijar un espacio para el debate. En los años de Calderón y Peña Nieto había un equipo estratégico de comunicación para convertir la información en parte esencial de la estrategia de seguridad.
• En la lógica de la relación economía-seguridad las cifras son preocupantes: el PIB de 2019 será de 0.0% a 0.2%, con posibilidades de ser negativa debajo de 0.0%. Para 2020 de manera oficial se espera 1.2%, pero podría ser menos. La meta original era de 2% en 2019 y 2% en 2020. Y cualquier retraso diluye la meta oficial anual sexenal de 4%. Y en la interpretación oficial, a menor PIB se da la correlación de mayor inseguridad.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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@carlosramirezh