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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de junio de 2017.- Los clamores de cambio han llegado a los órganos de mando priístas.
Es una explosión larvada durante mucho tiempo a golpe de derrotas y frustraciones y pronóstico de mayores expresiones durante la próxima Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de agosto.
Tomemos como ejemplo parte de sucedido en la Comisión de Agenda Legislativa del Consejo Político Nacional (CPN), presidida por la regiomontana Cristina Díaz.
La ex secretaria general y dos veces presidenta interina del PRI convoca a reuniones de integrantes de distintos cuerpos legislativos: senadores, diputados federales y diputados locales.
Ayer hubo una más en el Piso 51, un exclusivo club de la Torre Mayor de Paseo de la Reforma, pero a reserva de tener mayores datos centrémonos en algo acontecido dos semanas antes.
Ese día se hablaba de cómo se pretende celebrar la Asamblea Nacional.
La instrucción para todos los organizadores de foros es llevar las cosas en paz y esperar un evento colectivo con la idea de contener las voces de quienes reclaman cambios profundos y, sobre todo, quitar el control del partido al gobierno de Enrique Peña Nieto.
¿QUIÉN MANDA EN EL PRI, LA MILITANCIA O EL GOBIERNO?
Pero esa no fue la característica de la sesión de trabajo de hace dos semanas.
A convocatoria de Cristina Díaz, había personajes de distinto signo: el subsecretario de Gobernación Felpe Solís Acero, la diputada Marcela Gómez Salas, la también diputada Sylvana Beltrones, el asambleísta José Encarnación Alfaro y muchos más.
Inquieta en su silla, la senadora nayarita Hilaria Domínguez escuchó la instrucción de oír propuestas y aprobar de manera mecánica para llevarlas luego de propuesta al Consejo Político y a la Asamblea Nacional.
De repente pidió la palabra y, en mala hora, se la dieron.
Comenzó por preguntar:
-¿Quién manda aquí, el partido o el gobierno?
Más claro:
-¿Quién es el patrón?
Según su expresión, la militancia del PRI debiera ser el patrón, decir cuanto siente, exigir cuanto desea, corregir cuanto rechaza, proponer a quienes desea de dirigentes y candidatos.
Y como doña Hilaria, cenecista de origen sectorial y marginada en el proceso de sucesión de Nayarit, reclamó un PRI con relevo generacional para dar voz a los jóvenes.
GOBERNADORES JÓVENES ‘MUY PENDEJOS Y CORRUPTOS’
Hace siete años hubo una camada de gobernadores de corta edad.
¿De esos?
-No –se contestó y remontó a esos ex mandatarios: Roberto Borge, Javier Duarte, César Duarte y muchos más ya en investigación pero todavía no en la agenda nacional.
Porque ella, nayarita al fin de sangre caliente, fustigó al gobernador Roberto Sandoval por tener un fiscal, Edgar Veitya, al servicio del cártel más sanguinario y corrupto del país.
-Hubo quejas, pero nada hicieron el PRI y el gobierno contra Sandoval a pesar de los señalamientos.
Y como Hilaria avanzó en su enojo y en sus acusaciones –“se cilindreó”, diría José Murat- remató con una frase acusatoria:
-¡Esos jóvenes salieron muy pendejos y muy corruptos!
-¿Y qué si el modelo Nayarit y Sandoval se generaliza?
-¡Esos hijos de la chingada son corruptos y corruptores!
Bueno, he aquí un mensaje para la próxima Asamblea Nacional del PRI.