Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de mayo de 2019.- El presidente López Obrador tuvo toda la razón en quejarse del cochinero que le dejaron los gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto en el tarea de seguridad: desorden, irregularidades, incapacidades y sobre todo complicidades. En todo caso, falta la identificación de los cochinos que dejaron el cochinero.
El problema puede localizarse de que los responsables del cochinero en seguridad tienen nombre y apellido. Y que la única razón por la cual el presidente de la república no los ha nombrado es porque varios de ellos… trabajan para el gobierno morenista.
Adelantamos algunas pinceladas de los cochinos del cochinero de seguridad:
1.- El secretario de Gobernación del gobierno de De la Madrid 1982-1988, Manuel Bartlett Díaz, aparece como el más importante. Al tomar posesión del cargo, designó a José Antonio Zorrilla Pérez como director de la Federal de Seguridad y éste fue la que protegió a los narcos Ernesto Fonseca Don Neto y Rafael Caro Quintero, al grado de que Caro tuvo una credencial oficial como agente de la DFS firmada por las altas autoridades. La complicidad de la DFS con el narco obligó a disolverla en 1985 y crear la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional, después CISEN. Pero la corrupción de Zorrilla fue debajo de las narices de Bartlett. Por tanto, su responsabilidad en el cochinero fue vital; hoy es morenista y director de la CFE.
2.- Marcelo Ebrard Casaubón fue director de gobierno del DDF en tiempos de Salinas, luego secretario de Seguridad de López Obrador en el GDF y finalmente titular del gobierno capitalino, En ese periodo 1988-2012 el crimen organizado en Ciudad de México escaló posiciones escandalosas, sin que las autoridades hubieran hecho algo. Inclusive, El Chapo fue detenido por la policía de Camacho Solís y lo dejaron ir a cambio de dinero. Hoy Ebrard es secretario de Relaciones Exteriores del gobierno lopezobradorista, pero aparece como otro de los responsables del cochinero.
3.- Alejandro Gertz Manero fue el primer secretario de Seguridad Pública de Fox y abrió expectativas, pero heredó la dinámica de los homicidios dolosos. Hoy es Fiscal General de la República.
4.- Manuel Mondragón y Kalb, hoy subsecretario en la nueva Secretaría federal de Seguridad y Protección Ciudadana, fue encargado de seguridad en el DF con Marcelo Ebrard, luego secretario de Seguridad Pública de Peña para disolver la dependencia y Comisionado de Seguridad Pública de Peña Nieto. Tuvo cargos sensibles en seguridad en los años del cochinero.
5.- Y muchos perredistas, panistas y priístas que están en el gobierno de López Obrador también tuvieron cargos políticos en áreas de seguridad y por tanto son corresponsables del cochinero en seguridad pública.
El problema de seguridad fue de corresponsabilidad de todos los que tuvieron cargo federal o capitalino en el periodo 1982-2018. Como los funcionarios sólo se reciclan, muchos de ellos debieran de dar una explicación del cochinero que ayudaron a crear en los gobiernos de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
Por conocimiento de causas, el presidente de la república sólo se ha concretado a justificar los casos actuales de inseguridad por razones del cochinero que le heredaron.
Lo que ha faltado es una operación limpieza del chiquero del cochinero para construir un nuevo y verdadero servicio profesional de seguridad pública. Los nuevos funcionarios tuvieron cinco meses de la victoria a la toma de posesión para crear no sólo una nueva estrategia, sino un calendario político de sus acciones. En el pasado priísta, todo nuevo gobierno usaba acciones de posicionamiento que respondieran a las expectativas de la sociedad.
La Guardia Nacional, la Estrategia Nacional de Seguridad Pública y el Plan de Pacificación resultaron menores a las dimensiones del conflicto de seguridad. La falta de un programa concreto para los primeros cien días creó un vacío que fue llenado por la dinámica criminal de los cárteles delincuenciales con actos a veces producto de la dinámica del conflicto natural por la disputa de plazas.
La retórica del cochinero dio resultados en su primera manifestación, pero ya no puede funcionar con cada caso de espectacularidad criminal. Minatitlán requería de una respuesta de Estado, de aparato de seguridad y de ofensiva contra los responsables, no la justificación de lo heredado.
La crisis de seguridad en los primeros cinco meses exige de propuestas operativas de corto plazo. Si en cinco meses de gobierno no existen respuestas institucionales de fuerza, entonces sí debemos preocuparnos.
Zona Zero
• Aunque lo esperaban en los espacios de seguridad, la violencia de los huachicoleros se está enfilando contra las fuerzas de seguridad: ejército, marina y policía federal. Mientras tanto, las redes mostraron al capo mayor de los huachicoleros, José Antonio Yépez Ortiz El Marro, vacacionando en Sinaloa. Se trata del mismo delincuente que amenazó al presidente de la república.
• En su comparecencia en el Senado la última semana de abril, el secretario federal de Seguridad, Alfonso Durazo Montaño, puso en el tapete de las prioridades el tema de la profesionalización de la policía municipal. Sólo existen 124 mil policías municipales para 2,548 municipios, aunque una cuarta parte de las alcaldías ni siquiera tienen policías. El esfuerzo presupuestal es hercúleo y no aparece en el gasto público. Pero sin reorganizar la fuerza municipal, toda la estrategia estará coja.
• La falta de respuesta social, política y de seguridad está creando en Minatitlán un polvorín similar al de Ayotzinapa. El gobierno federal envió sólo partidas adelantadas de la Guardia Nacional, pero ha faltado una operación de inteligencia para identificar a las dos bandas en guerra y lanzar todo el peso de la autoridad sobre ellos. Algunos indicios revelan que los vecinos y familiares de la zona afectada preparan protestas callejeras.
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