Trump: Corea y México, dos Tratados de seguridad nacional
Este 10 de diciembre en que se celebra el 76 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos no es igual a los anteriores, y no lo es porque el panorama se ha recrudecido. Tenemos muchos frentes abiertos y todos desafortunadamente nos llevan al cuestionamiento de los derechos humanos. Ahí están, por ejemplo, los conflictos internacionales que siguen costando vidas y lesionando derechos humanos. Por ejemplo, el conflicto entre Ukrania y Rusia, que inició en febrero de 2022, ha cobrado más de un millón de vidas y lesionados, o bien el de Israel y Gaza, iniciado en octubre de 2023, en donde ya se manejan cifras de más de cien mil muertos y lesionados. Si a las anteriores números sumamos los de las personas desaparecidas o desplazadas la numeralia asciende a millones de personas. Otro frente lo constituyen los conflictos al interior de los países, lo que tampoco es tema menor; no alcanzaría el presente texto para siquiera enunciarlos. Los encontramos en todos los continentes y también están produciendo situaciones que ponen en entredicho la vigencia de los derechos humanos. A la anterior preocupación hay que adicionar, como otro frente, la que viene del cambio climático que incide sobre nuestro medio ambiente, el cual, sin duda, es un derecho humano clave hoy en día. Aquí también millones de personas sufren estragos en sus vidas y en sus derechos humanos, especialmente por el calentamiento global debido a las emisiones de gases con efecto invernadero, lo que provoca inundaciones, tormentas tropicales, sequías, olas de calor, incendios forestales, y otros tantos fenómenos meteorológicos que todavía deben explorarse. Hay que insistentemente recordarles a los gobiernos sus obligaciones para hacer frente a esta situación, en especial con relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se ha comprometido alcanzar la comunidad internacional, ya en una fecha que no parece alcanzable, como lo es el año 2030. La preocupación que producen todos estos frentes es elevada, por eso vale la pena traer a colación el Pacto para el Futuro aprobado recientemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En él se resumen las preocupaciones que venimos señalando al reconocerse como ejes temáticos el del desarrollo sostenible, así como la paz y la seguridad internacionales, pero también se adicionan otras áreas que están poniendo en entredicho nuestros derechos humanos. Así sucede, por ejemplo, con los avances en la ciencia, tecnología, innovación y cooperación digital, porque querámoslo o no, el derecho no está a la par de los avances de la ciencia, y como muestra basta tener presente la inteligencia artificial y la neurociencia en el mapeo de las neuronas del cerebro humano. Difícil que una regulación alcance estos avances científicos y, más aún, que logre encuadrar el devenir de estos temas que pueden poner muchas cuestiones en riesgo. Otro tema del Pacto para el Futuro es la gobernanza mundial, que también puede traer preocupaciones encontradas con los derechos humanos, ya que hay momentos de tensión en que pueden obstaculizarse. Y la última preocupación son las generaciones futuras, la juventud, lo que les vamos a dejar, y aquí el alcance de las conquistas sobre derechos humanos es incuestionable. No veo el futuro, nuestro futuro, sin la presencia del respeto a los derechos humanos, si lo veo, en cambio, con la presencia de nuevos derechos a la altura de las exigencias de los tiempos que vienen, con una visión que ofrezca un marco de prevención y defensa de la persona frente a los riesgos que están produciendo los conflictos, el cambio climático y los avances tecnológicos y científicos.