Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de abril de 2020.- Bien dice el filósofo español Daniel Innerarity que luego de estar tanto tiempo encerrados, “acabaremos echando de menos la escuela, la indiferencia de la vida humana y la frialdad de los mercados”.
Y es que parece que pocos estaban listos para el encierro, pese a ser en nuestra casa, el lugar donde antiguamente nos sentíamos más libres y seguros, ahora es donde no hay tiempo de extrañar la cama, el sillón, el breve espacio. El #QuédateEnCasa se volvió obsesivo, repetitivo, y ni aun así le llega el mensaje a todos.
Quizá los que sí estamos en condiciones de quedarnos en casa, lo hacemos, entre otras tantas razones, por seguir las instrucciones y otro tanto por el miedo natural de los seres humanos a lo desconocido, al contagio, y claro, a morir.
La posibilidad estadística de morir siempre ha estado presente, pero nunca tan de golpe en la cara, ahora no hay para donde hacerse.
Vemos historias desde los países que tuvieron antes que nosotros la pandemia. Nos saturamos de información, se polarizan las opiniones, las cifras de enfermos y fallecidos crecen en lo cercano aunque en China ya pudieron salir a la calle en la ciudad donde fue el epicentro de todo. El caso es que cuesta trabajo concentrarse, igual que leer, platicar, escribir. La cabeza está tan llena de cosas que no estamos pensando.
Nos adelantamos a los hechos. Los discursos de los políticos acrecientan nuestras diferencias, y tal parece que el Plan desde la Presidencia de México incluye que los micro y pequeños empresarios cierren sus fuentes de ingreso y pasen a formar parte de los beneficiarios de sus programas sociales. Si no es que antes Hacienda o el SAT los orillan a la quiebra.
También parece que la presión social no ayuda. Que debemos por obligación al salir de esta cuarentena saber otro idioma, tener otra carrera, haber planeado un negocio, cuando lo único que preocupa al despertar es sobrevivir y no contagiar a nadie.
Son días raros, lentos a veces o rápidos en otras, pero raros. Y es un hecho que terminando esta crisis no seremos los mismos, algunos habremos subido de peso y quizá todos sigamos echando de menos, como dice Innerarity, la indiferencia de la vida humana.
@rvargaspasaye