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A t’aane’ un naajil a pixán!e
– Jorge Miguel Cocom Pech
Tu idioma es la casa de tu almaAhí viven tus padres y tus abuelos.
En esa casa milenaria,hogar de tus recuerdos,
permanece tu palabra.
OAXACA, Oax., 28 de abril de 2019.- Con una población de 7 millones de hablantes de lenguas originarias, México tiene 68 lenguas y ocupa el cuarto lugar mundial en diversidad lingüística.
Al designar el 2019 como el año internacional de las lenguas indígenas, la Unesco declara que las lenguas y los libros, se encuentran en el patrimonio humano tangible y son consideradas: “fundamentales para la protección de los derechos humanos, la buena gobernanza, reconciliación y desarrollo sostenible.”
Con escasas excepciones, estas lenguas no forman parte curricular en las escuelas del país y no obstante que México tiene una añeja cultura de libros, los casos de libros escritos en estas lenguas, son contados en las escuelas y bibliotecas.
Por los códices en existencia y enterados por lo que certifican: de Alva Ixtlilxóchitl, Sahagún, Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de las cosas de la Nueva España y mas recientemente por Miguel León-Portilla y Silvio Zavala entre otros, sabemos que los ancestros directos de los actuales hablantes de lenguas originarias, poseían una cultura libresca.
Los antiguos mexicanos, producían papel y libros en cantidades abundantes, cuyo contenido reflejaba una cuidadosa y sistematizada documentación escrita sobre el pensamiento mesoamericano.
El historiador y nahuatlato Miguel León- Portilla, nos dice que en la ciudad de Tenochtitlán – Tlatelolco, anexos a los templos y al Calmécac, escuela de enseñanza superior, estaban los amoxcalli o casas de libros cuyo acervo consistía en códices que contenían la documentación de los “diversos ordenes del saber nahua” los que eran leídos por los sabios o amoxpohua: leedores de códices.
Los españoles mucho se admiraron de que los “indios” de estas tierras, tuvieran libros con una documentación escrita en jeroglíficos y en instancias con rasgos fonéticos, de su pensamiento filosófico, astronómico, científico y artístico y de su estructura social.
Los documentos que existen en México y lastimosamente, una mayoría en bibliotecas del exterior, escaparon lo que León-Portilla llama: la “gran catástrofe” o destrucción de los acervos documentales por la invasión Azteca sobre los otros señoríos y culturas y en mayor medida por los conquistadores españoles.
También tenemos los trabajos de los frailes lingüistas de los siglos 16 y 17 entre otros: de Olmos, Molina, Gilberti y el dominico Fray Juan de Córdova quien se advoco al zapoteco. Estos diccionarios bien podrían estar en todas las bibliotecas principales del país y en las escuelas de las comunidades.
La escasez de documentación del pensamiento mesoamericano escrita en sus propias lenguas, condena a los herederos de las grandes civilizaciones mesoamericanas, a la orfandad, la ignorancia y la pobreza.
A pesar que actualmente tenemos excelentes estudios acerca de ese pensamiento que entre otros, genero la creación de una formidable obra escultórica como parte de la civilización mesoamericana, al no estar escrito en lenguas originarias, no escuchamos sus propias palabras, su voz, su pensamiento, y esto nos empobrece a todos los mexicanos.
A través del lenguaje, nos comunicamos y definimos nuestra identidad, una lengua refleja una visión única y convivencia con el entorno, es una forma de nombrar y entender al mundo, representa la memoria de un grupo, su pensamiento, significado y expresión.
Al desaparecer una lengua, perdemos nuestro conocimiento de una visión y un entendimiento del mundo y las voces que lo nombran, asociaciones y símbolos y un complejo conjunto de sonidos y emociones, Decimos que las lenguas se viven; vivimos en español, en zapoteco, en mixteco, en nahua, en tzotzil, en maya quiche, en otomí.
Al perder estas lenguas, perdemos un importante patrimonio y formas que abren ventanas al mundo en el que vivimos y al que no acabamos de conocer.
Por eso es importante, mas que celebrar durante un año en el calendario, la diversidad de lenguas que tenemos en nuestro México profundo, el garantizar su continuidad mediante la producción de libros escritos en lenguas originarias y a través de la enseñanza en las escuelas del país, en especial aquellas que se encuentran en las comunidades indígenas.
En Oaxaca, son privilegiados, tienen valiosos amoxcallis, casas de libros abiertas a todos. Me parece atinada y un acto de amor a México, la iniciativa de Francisco Toledo y la Fundación Alfredo Harp Helú, de rescatar códices, impartir talleres y producir libros en lenguas originarias a fin de continuar con esta centenaria tradición y que los Nahuas, zapotecas, y mixtecos entre otros muchos hablantes, puedan compartir y vivir los espacios de estos amoxcallis, en su propia lengua, acorde con el pensamiento creativo que los caracteriza.
Ma moyolicatzin, que estés con tu corazón.
Maria Luisa de Villa
Cualli ohtli
mil papel /1000 papers
CasaMx
Artista visual, curadora, investigadora en cultura y artes de México
Visual artist, Curator, Research on Mexican Art and Culture
BFA -York University, MFA -UNAM