Cortinas de humo
INDICADOR POLÍTICO
Detrás de la estridencia en el análisis de lo que representa Javier Milei y su propuesta de reforma neoliberal total del régimen populista peronista de Argentina se encuentra una lógica de realineamiento de las economías hacia los intereses económicos del capitalismo norteamericano. Como ha venido ocurriendo desde mediados de los años setenta, el pivote de la contrarrevolución neoliberal lo sigue representando el Fondo Monetario Internacional.
La reforma neoliberal de Estado que ha definido con claridad el presidente electo Milei se aplicó de manera directa por los gobiernos de los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari en el periodo 1982-1994, aunque se extendió hasta el 2018 por falta de una propuesta alternativa al neoliberalismo.
Pero en el 2018, el presidente López Obrador definió su propuesta de gobierno como de ruptura el modelo económico salinista y prometió un cambio de régimen, pero en el aspecto económico opera en este sexenio el modelo de populismo neoliberal: objetivos de estabilidad macroeconómica por el lado de la oferta que son la fórmula que impone el FMI para controlar la inflación y contenerlas de valoraciones, pero sin modificar la estructura de ingresos del Estado ni exceso de dinero circulante.
En este contexto, el modelo lopezobradorista es mixto: mantiene el control de la inflación por la demanda, elude la propuesta neoliberal de gasto social alimentado por circulante artificial, limita el gasto social y en sus obras insignia a través de una reasignación del ingreso quitándole recursos a programas sociales del pasado que apoyaban a familias pobres, dejando sólo la imagen populista de pensiones y ayudas con objetivos electorales y no asistenciales. La inflación se ha controlado por el lado de la demanda: bajar el PIB, recortar muchos programas sociales y controlar los salarios en el ámbito informal. La diferencia entre Salinas y López Obrador radica en que el primero neoliberalizó la totalidad el Estado y el segundo con virtual Estado con estabilidad neoliberal.
Buena parte de las propuestas de Gobierno de Milei ya han sido puestas en prácticas en México:
–Eliminación de todos los ministerios, y en México Salinas y López Obrador han achicado la burocracia administrativa.
–Eliminar los cargos burocráticos en el sector central decisión que Salinas y López Obrador también han aplicado.
–Eliminación de privilegios a la alta burocracia y racionalización de los salarios, una medida central en el Gobierno de López Obrador.
–En materia de configuración económica del Estado, Milei plantea en el achicamiento total del Estado económico y Salinas aplicó el modelo del Estado mínimo en intervención económica pública, en tanto que López Obrador ha repetido el modelo cardenista de capitalismo monopolista de Estado.
–En reformas inmediatas, Milei anunció reducción drástica del gasto público, baja de los impuestos y reforma laboral, lo mismo que hicieron De la Madrid y Salinas y López Obrador lo ha aplicado en cuanto a una reasignación del gasto —sin aumentar su volumen ni crecer los impuestos– de gasto social y productivo solo a los sectores marginados que representan alto capital electoral y a obras públicas prioridad del Gobierno, con una baja sensible en la inversión pública que potenciará al sector privado.
–La apertura comercial es eje central de Milei, De la Madrid la inició con el ingreso de México al GATT y Salinas la potenció con el Tratado de Comercio Libre que liberó las importaciones quebrando líneas productivas completas en México. El Gobierno de López Obrador ha mantenido esa línea salinista de comercio abierto y sus objeciones al Tratado se han reducido a disputas con la privatización sobre todo de áreas energéticas donde el Estado quiere regresar.
–Milei se ha comprometido con profundidad a eliminar los subsidios económicos y liquidar a los entes reguladores en la producción, trabajando por el subsidio a la demanda de familias en situaciones de pobreza. El mismo modelo lo aplicaron De la Madrid y Salinas y se ha mantenido y ampliado en el sexenio de López Obrador.
El factor clave que debilitó la capacidad de gestión económica de los populismos peronistas y mexicanos ha sido la condicionalidad obligatoria de cumplir con un marco económico estabilizador que exige el FMI para garantizar la viabilidad económica de los estados en la comunidad internacional. En México, el FMI ha sido flexible con el populismo lopezobradorista porque ha habido un cumplimiento estricto de la estabilidad macroeconómica que acota el gasto público y limita la intervención del Estado más allá de las empresas existentes.
Los casos de De la Madrid-Salinas y López Obrador adelantan el fracaso de la contrarrevolución neoliberal de Milei.
Política para dummies: la política explica la economía.
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