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Menos de un kilogramo de oro se ha encontrado en 44 años de exploraciones en el Templo Mayor: Leonardo López Luján
En 44 años de excavaciones en el Templo Mayor de la antigua ciudad mexica de Tenochtitlan, los arqueólogos han encontrado menos de un kilogramo de objetos de oro, lo que hace una gran diferencia con países como Colombia, Ecuador o Bolivia “donde hay grandes museos del oro”, señaló el arqueólogo Leonardo López Luján, miembro de El colegio Nacional, al participar en el ciclo de conferencias La arqueología hoy, que él mismo coordina.
“En el Códice Mendoza frecuentemente se hace alusión a los objetos de oro y en nuestras ofrendas hayamos muy pocos objetos de este metal. Hasta la fecha, en 44 años de excavaciones, hemos encontrado menos de un kilogramo de objetos de oro”, dijo como preámbulo de la conferencia Los muchos rostros del Códice Mendoza: lo que sabemos hoy de este documento fundacional mexicano, dictada por Jorge Gómez Tejada, profesor de historia del arte de la Universidad San Francisco de Quito, informó el Colegio Nacional en un comunicado.
Ofrecida de manera presencial en las instalaciones de El Colegio Nacional y transmitida a través de sus redes sociales, López Luján se refirió a las correspondencias que existen en el documento, conservado en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, y las exploraciones arqueológicas que se realizan en el Templo Mayor y su entorno.
Recordó que en 2016, acudió a la Universidad de Oxford para participar en un encuentro acerca de manuscritos mesoamericanos y habló sobre el Códice Mendoza a través de los ojos de la disciplina a la que se dedica: la arqueología.
Comenzó con “el famoso folio” en el que se ve la “imagen fundacional” de la ciudad de Tenochtitlan. “Lo primero que uno observa es que se trata de una isla, de una superficie de tierra que está surcada y rodeada por el agua. Lo interesante es que aparece una distribución de canales, urbana, en forma de cruz de San Andrés, lo cual no corresponde con la realidad, sabemos que la orientación de Tenochtitlan, los dos ejes principales son en forma de cruz griega o latina”.
Lo que sí corresponde, agregó, es el águila central posada sobre un nopal que emerge de una piedra, que ha sido ubicada en “esculturas como el teocalli de la guerra sagrada, encontrado en el área de Palacio Nacional en 1927, y que en su parte baja contiene “un emblema que es militar, que nos muestra un escudo, un chimalli con un grupo de dardos y eso lo vemos precisamente en el dorso y en la cara superior de esta pieza que se exhibe en la sala mexica del Museo Nacional de Antropología”.
Un coincidencia más con el documento, señaló, son las conquistas de Ahuízotl, quien gobernó Tenochtitlan de 1486 a 1502, y que en el Mendoza “nos hablan de cómo el imperio llegó con sus fronteras hasta la costa del Pacifico, desde la costa de Michoacán, hasta la frontera con Guatemala y eso lo vemos muy claramente en las excavaciones cuando exploramos las ofrendas que pertenecen a la etapa VI de Ahuízotl donde vamos a encontrar que la mayoría de los animales, sobre todos los marinos, provienen no del Atlántico sino del Pacífico”.
En tanto, Jorge Gómez Tejeda afirmó que, a lo largo de casi 500 años de existencia, el Códice Mendoza ha experimentado “un constante cambio” cuya significación responde “a los intereses del momento histórico en el cual operan” los especialistas que lo han estudiado.
El profesor de historia del arte de la Universidad San Francisco de Quito señaló: “El Mendoza es un objeto cuyo ser, identidad y propiedades generales se encuentra en constante cambio; en cada uno de los momentos que este objeto, sus contenidos, sus palabras, el discurso que este contiene, son estudiados, él responde a preguntas puntuales y particulares de historiadores, y éstos a su vez responden a los intereses del momento histórico en cual operan”.
La conferencia de Gómez Tejeda fue la número 37 que ha ofrecido el ciclo La arqueología hoy, que a lo largo de cuatro años se ha realizado bajo la coordinación del colegiado Leonardo López Luján. Durante su disertación, su disertación, el investigador repasó la historia del manuscrito; los elementos notables de su narrativa pictórica y escrita y habló de la última edición facsimilar del Mendoza, realizada conjuntamente por la Universidad San Francisco de Quito y la Biblioteca Bodleiana de Oxford.
El arte de pintar
Jorge Gómez Tejada afirmó que el Códice Mendoza “es uno de los ejemplos más hermosos del tlacuilolli, el arte de pintar y escribir del mundo nahua”, y que fue creado en algún momento, entre 1542 y 1552, “es sin duda alguna uno de los proyectos colaborativos, entre artistas nahua e intérpretes hispanos”.
“La narrativa que surge en los 71 folios del Mendoza fue construida a partir de la convergencia de la pintura-escritura nahua con la escritura alfabética española y presenta una historia tripartita del mundo mexica: desde la fundación de Tenochtitlan en 1325 hasta la muerte de Motecuhzoma II en 1520”.
La primera sección, señaló, comprende 18 folios y cuenta el crecimiento del Estado mexica “a partir de un doble eje: de conquistas militares y de la breve biografía de sus tlatoanis”. La segunda parte, que va del folio 18 al 56, la parte más grande del manuscrito, “vemos la relación económica entre la capital mexica y todas las ciudades vasallas de los mexicas, representada por medio de la extracción de impuestos, de tributo”.
“En la tercera sección vemos algo sin precedentes, este manuscrito es creado en 1542, algunos años antes del Códice Florentino de Bernardino de Sahagún y vemos una pequeña enciclopedia de la vida en el mundo mexica desde el nacimiento, se muestra un padre y una madre con el bebé recién nacido en conferencia con el sacerdote o con el maestro de guerreros ofreciendolo, es un varón muy probablemente, o nombrando al bebé”, señaló.
El Códice Mendoza, consideró, “ha adoptado muchísimos roles en cuatro siglos de existencia y de conocimiento del mismo ha sido guía y referente para arqueólogos, antropólogos e historiadores, en otros casos, sin embargo, ha funcionado como un instrumento para validar, o sobre el cual proyectar anhelos individuales o proyectos personales de quienes lo han estudiado”.
Gómez Tejeda repasó la historia del documento, desde su creación hasta la actualidad, y desmontó la versión que hasta ahora se ha manejado acerca de la llegada a Francia del documento.
“Cuenta la historia que este manuscrito fue creado por encargo del primer virrey de la Nueva España don Antonio de Mendoza para ser enviado a Carlos V de España para informar sobre el imperio mexica, pero después de caer en manos de corsarios franceses, el manuscrito llegó a Francia, donde lo compró un geógrafo André Thevet, quien lo compró y lo firmó en 1553”.
“En mi trabajo he seguido la posibilidad de una segunda ruta como posibilidad de la llegada a francia, menos romántica que un encargo virreinal que termina en manos de corsarios, y coloca al manuscrito en un contexto mucho más amplio y explica algunos elementos fundamentales de sus prioridades narrativas”, dijo.
A decir de Gómez Tejeda, la segunda hipótesis se basa en manuscrito inédito que Thevet dejó, titulado El gran insular y compuesto hacia 1588, donde describe la existencia del Códice Mendoza y afirma que llegó a sus manos “después de haber sido presentado a la difunta reina de España, hija de Enrique II de Francia”, y donde habla también de que lo publicará pero, además, lo ofrece a cualquier interesado en conocerlo.
La teoría del especialista señala que otro geógrafo, ahora el británico Richard Hakluyt, lo pidió prestado a Thevet y no se lo devolvió, por lo que así llegó a Inglaterra, donde sigue conservándose. “En la década de los mil quinientos ochentas, no estamos claros en qué momento pasó a manos del clérigo y geógrafo inglés Richard Hakluyt, que era secretario del embajador inglés en Francia”, quien según la historia habría pagado por él 20 coronas francesas.
“Los muchos rostros del Códice Mendoza: lo que sabemos hoy de este documento fundacional mexicano” se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.