
México no se arrodilla ante EU, ya está postrado ante el narco
Cuando creíamos que los partidos políticos ya habían mostrado su más despreciable rostro, nos vuelven a sorprender con un proyecto de reformas a la Constitución que buscan fortalecer la partidocracia en detrimento de las instituciones y en sentido contrario al deseo mayoritario por una mejor democracia, privilegiando la discrecionalidad y el autoritarismo en los propios partidos.
La reforma que apoyan todos los partidos, con la excepción de Movimiento Ciudadano, busca modificar las atribuciones del TEPJF establecidas en los artículos 41, 73, 99 y 105 de la Constitución y limitar su facultad de interpretación.
Con ello se propone facultar expresa y exclusivamente al Poder Legislativo Federal para adoptar acciones afirmativas en materia electoral, que tengan por objeto subsanar las deficiencias estructurales que colocan a conjuntos humanos en condiciones de desventaja para el acceso a la función pública.
En la iniciativa se busca vincular a los partidos políticos para establecer en sus respectivos documentos internos las reglas para garantizar la paridad de género en la conformación de sus órganos partidistas.
Si bien son discutibles algunas medidas ordenadas por el TEPJF como aquella en materia de alternancia de género en cargos unipersonales, que se traduciría en que a una gobernante le sucediera uno masculino, lo que afecta derechos políticos fundamentales, no es restando facultades al propio TEPJF como deben resolver estos asuntos y menos abrogándose el Congreso Federal la facultad única para proponer acciones afirmativas en favor de los grupos desprotegidos.
Para mí y seguramente para muchos, esto no es una sorpresa. Los partidos políticos ya no sirven. No representan a los ciudadanos y en cambio responden a intereses personales y de grupo. De partidocracia devinieron en kakistocracia.
El columnista Salvador Camarena decía en su colaboración sabatina para el diario El País el 17 de diciembre del año pasado, que la cita del proceso electoral del 2024 verá extinguirse el viejo orden partidista sin siquiera alumbrar el germen de la nueva oposición. Yo añadiría que, ante la coyuntura de la quiebra moral de los partidos políticos, las candidaturas independientes serán la única alternativa seria para reconstruir al país y obligar al replanteamiento de los partidos o al surgimiento de nuevas opciones que le den soporte a una democracia que empezó a morir en el momento en que los propios partidos la desterraron de sus prácticas internas.
La ciudadanía se ha expresado claramente en favor de la democracia, pero también lo hizo en contra de los viejos partidos y lo hará seguramente contra MORENA que no llega siquiera a partido político pero que ha demostrado en los hechos sus tentaciones centralistas y autoritarias, así como sus viejos rencores que son los que guían sus acciones, sin importar los costos para el país.
Sigamos construyendo la ruta para fomentar la participación ciudadana que nos permita detener la debacle propiciada por el gobierno y rescatar a México. Somos muchos más los que no nos dejamos sobornar con un programa social o con un cargo en el algún orden de gobierno y vamos a ganar las elecciones en el 2024 con candidatos independientes a todos los cargos que estarán en juego en el proceso electoral más importante del siglo.