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CIUDAD DE MÉXICO, 28 de noviembre de 2018.- Finalmente, la razón se impuso y se desechó la descabellada tesis del diputado Porfirio Muñoz Ledo, de impedir que entren al recinto legislativo elementos armados, el 1 de diciembre.
Dijo, no habrá pelones en la Cámara.
Es que el presidente de la Cámara de Diputados había anunciado, en rueda de prensa, que no permitiría que entrara ningún elemento armado, ni militares, ni guardias personales, a la sesión del próximo sábado, en la que se realizará el cambio de poderes de la república.
Según Muñoz Ledo, con los elementos de seguridad y resguardo de la Cámara de Diputados, era suficiente para proteger a los invitados especiales que acudirán este sábado al palacio legislativo, incluidos el presidente saliente, Enrique Peña Nieto, y el entrante, Andrés Manuel López Obrador.
Las reuniones en la Conferencia para la Dirección y programación de os trabajos Legislativos, en la que concurren los diputados de la Mesa Directiva y los coordinadores de las fracciones parlamentarias, sirvieron para hacer entrar en razón a Muñoz ledo y todo cambio.
A partir de mañana el control del palacio legislativo de san Lázaro, lo tendrá en sus maníos los militares del Estado Mayor Presidencial, que son los que saben perfectamente como diseñar los operativos para brindar seguridad y protección a los personajes que estarán el sábado en el recinto.
Seguramente entendió Porfirio Muñoz Ledo que el ser presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, no es para dejar en sus manos todas las decisiones que se deben tomar para que la institución funcione.
Por cierto, Muñoz Ledo también había sugerido que ya no se contratará a un Secretario General para la Cámara de Diputados, porque resultaba muy costoso y prácticamente no servía para nada positivo.
Ayer se tuvo que guardar las palabras, pues le tomo la protesta a la maestra Graciela Báez, quien es la nueva secretaria general, que sustituye a Mauricio Farah, quien dejó el cargo desde el 30 de octubre.
Veremos que más va a tener que aceptar, contra su voluntad y capricho el presidente de la Cámara de Diputados.
EL PULSO.-
Por cierto, un tsunami se avecina a la Cámara de Diputados, pues la Junta de Coordinación Política, que preside Mario Delgado Carrillo, quiere liquidar a la mitad de os empleados que laboran en el palacio legislativo.
Entre los despedidos o liquidados estarían todos los empleados sindicalizados que rebasen los 60 años de edad.
Quieren tener a pura gente joven y activa, mejor preparada, pero no saben de dónde la van a sacar, sobre todo porque solo hay que ver a los que han llegado con los nuevos diputados de Morena, que en los hechos no están mejor preparados, ni tienen idea de lo que deben de hacer para facilitarles el trabajo a sus jefes.
El problema es que a los trabajadores sindicalizados no los pueden obligar a renunciar, tendrán que indemnizarlos bien, con un retiro voluntario jugoso y todas las prestaciones de que disfrutan.
Vamos a ver como deshacer este otro nudo gordiano.