Yucatán y el país
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de abril de 2020.- Los señores del dinero hablan y hablan. Fustigan al gobierno. Imaginan soluciones mágicas. Ordenan políticas públicas desde cualquier escritorio.
Los señores del dinero están haciendo muy poco por las personas más afectadas por esta crisis económica consecuente a la emergencia sanitaria.
Los que menos tienen se quedaron sin ese menos, sin ese poco, sin ese mínimo. Y no ven cómo puedan solucionarlo si las razones médicas obligan a que sigan en sus casas, si sus empleos se esfumaron, si las propinas dejaron de existir.
A esos damnificados dramáticamente el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín, les está llevando a la puerta de su casa una despensa. Que, si hablamos sin caretas, significa un cambio que aquellos que viven en mansiones rodeados de sirvientes no entienden. Y que, tal vez por esa incapacidad de conocer la realidad de millones de pobres, no tiene disposición para ayudar.
De eso se trata, de ayudar. No más, no menos. Lo que hace el gobernador Joaquín, y aparentemente también va a hacer Claudia Sheiunbam en la Ciudad de México, es ayudar. Los desarrapados están en situación extrema, a ellos sirve ese paquete de frijoles, ese litro de arroz, ese jabón que tienen las despensas que se reparten en Quintana Roo.
Los ricos, los muy ricos que se llenan la boca de palabrotas contra el Presidente López Obrador, podrían hacer otro tanto. Repartir diez mil, veinte mil, treinta mil despensas cada uno.
Así, así se podrían hablar de sus medidas, de sus requerimientos, de sus urgencias… después de que hayan hecho algo, un poco, una despensa siquiera por los pobres… en este barco vamos todos.
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