La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de marzo de 2018.- Karl Deutsch tituló inteligentemente su libro “Los nervios del gobierno”, haciendo el símil con el cuerpo humano de cómo las instituciones son las que le dan movilidad al gobierno. Más que el palpitar del corazón, si no se cuenta con un sistema nervioso en condiciones óptimas, el paciente será solo un ente vegetal.
Y es que nada tan desgastante como la labor de gobierno, y sumada la dinámica de la inmediatez que implican los tiempos modernos, caben los cuestionamientos: ¿Cómo hacer para que los reflejos de los gobiernos sean más ágiles? ¿Cómo hacer para mover de manera menos lenta que todo el aparato de gobierno en general, para que las cosas funciones de mejor manera?
Ha habido muchos esfuerzos para que las peticiones y necesidades de la gente se reflejen no nada más en sistemas de cómputo o en mecanismos de apertura a donde se pueda comunicar el usuario/habitante.
Ya sea con teléfono o a través de redes sociales por ejemplo, se han adaptado muchos gobiernos para que las peticiones de la gente lleguen a sus oficinas. Otros sistemas eficientes son las llamadas a los medios de comunicación. Pero quizá ese inicio sea lo menos pesado del proceso.
La clave viene en la habilidad para que la petición llegue a la oficina y al escritorio adecuado. Y allí es donde el pesado monstruo de la burocracia pierde sus reflejos: ya sea en el papeleo, en la licitación, en el proveedor, en el pago, en el distribuidor, o en algún punto flaco de todo el flujo.
Y es justo allí donde la promesa del gobernante puede tropezar, pues si en un evento le solicitan una silla de ruedas, de su afirmativa a la entrega corre el riesgo de su credibilidad. Pues quien recibe la afirmativa le gustaría que la instantaneidad cobrara vida y que en es justo momento le entregaran su silla de ruedas.
Pero cuando el proceso inmiscuye que pase a la oficina de atención, sea salud o DIF o similar, y luego a la base de datos, y después a su posible entrega, si es a ella sola o se espera a un evento donde el mismo gobernante de propia mano sea quien lo entregue pues el tiempo puede ser mucho (o poco, dependiendo la necesidad).
Si los nervios del gobierno estructuralmente hablando, no tiene una capacidad mayor de reflejos para con la ciudadanía no estará aprovechando las ventajas de comunicación que hoy representan teléfonos, redes sociales y demás mecanismos, la tarea no es fácil y muchos ya están en el camino de entenderlo para atenderlo.
@rvargaspasaye