Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de agosto de 2017.- El espaldarazo recibido por Enrique Peña Nieto en la Asamblea de su partido no deja dudas de que tiene toda la fuerza para tomar la decisión de quién va a ser el candidato presidencial del PRI.
Su partido lo respaldó sin chistar al momento de quitar los candados para que José Antonio Meade pueda ser candidato presidencial si así lo decide.
Los mensajes de la Asamblea fueron dos: Peña conserva el respaldo y el afecto del priismo, y muy posiblemente Meade va a ser el candidato presidencial.
Como aquí lo dijimos hace un par de semanas, era una Asamblea para saber: “Meade sí o no”. Y la respuesta fue sí.
Su historial es impecable para estos tiempos en que al priismo se le asocia con corrupción.
Sería un muy buen Presidente si es que gana, pero las formas llamaron la atención y pueden traer consecuencias.
Más vale que si él va ser quien encabece al PRI y la alianza para contender el 1 de julio, lo vayan destapando muy pronto.
La intención del Presidente es que gane el PRI el próximo año, sin duda. Pero en la situación tan compleja del país, en que su partido pierde adeptos a carretadas y con un adversario muy fuerte enfrente, adentro del priismo se abrió un boquete, que puede hacerse grande o pequeño, depende de las formas.
Hay molestia soterrada en los equipos de quienes sienten que sus precandidatos fueron desplazados por una asamblea a modo para Meade.
Los decepcionados, enojados o que simplemente se sienten relegados por la aparente preferencia hacia Meade, van a encontrar en Morena un lugar muy atractivo donde refugiarse y sobrevivir políticamente.
Estos meses de indefinición formal, con un candidato “destapado pero no”, pueden ser de canibalismo adentro del PRI. Le van a pegar con ganas a José Antonio Meade aquellos que creen que todavía lo pueden tumbar.
Y sobre todo, van a ser oro molido para los amarres de López Obrador con los priistas que estaban en “el grupo equivocado”. Les va a ofrecer lo que quieran a los equipos de los que sienten que ya perdieron.
Obviamente los perdedores nunca van a estar contentos, sea quien sea el candidato, pero dejar un impase de tres o cuatro meses con un candidato “pre destapado” hasta hacerlo oficial, es caminar por terreno minado…innecesariamente.
Por eso es que, si va a ser Meade el abanderado, lo tendrían que soltar pronto para que sea él quien haga los pactos y alianzas al interior del priismo y evitar la tentación de Morena para los inconformes.
¿O no va a ser él?
Porque si Meade no va a ser el candidato, entonces ¿para qué pre destaparlo?
No se entiende el mensaje de hacer una Asamblea para Meade y que no resulte ser el candidato presidencial del PRI.
En caso de que no sea el elegido, ¿por qué una Asamblea al cuarto para las doce que cambie reglas con la única finalidad de encartarlo a él en la baraja? Para que el Presiente tenga más opciones, sí, pero puede ser al precio de haber pateado el avispero.
Hay que poner atención a lo que se viva en el PRI en los siguientes días y semanas.
Y ojo con los decepcionados, que pueden voltear a ver la opción de López Obrador como alternativa para su futuro político y lo que perciben como su inminente ingreso al ostracismo.
El destape tiene que darse ya. Una vez pasado el Informe, cuando mucho.