Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax. 14 de septiembre de 2017.- El terremoto del pasado jueves siete de septiembre marcó las bases de la historia en Oaxaca, recordó al mundo entero que esta tierra va más allá de conflictos o manifestaciones, dio cátedra de la solidaridad y hermandad que sobrepasa cualquier ideología, situación económica, partido, doctrina o religión, y principalmente, de cómo reforzar los valores de casa, esos que predican con ejemplo y se cultivan en la sociedad.
El momento preciso, para abonar en el análisis de la situación enfrenta el estado, lo fatídico-extenuante que ha sido ver a funcionarios o líderes de organizaciones político-sociales anticipar el proceso electoral del 2018, hacer campaña bajo el argumento de la “solidaridad” o la incompetencia de algunos servidores públicos que buscan posicionar su imagen o se reconozca su labor en medios de comunicación.
Podríamos también señalar, lo cómico-ridículo que resulta observar a nuevas generaciones que buscan reconocimiento de medios electrónicos, esos que persisten en la memoria de las redes sociales y adornan las cuentas de secretarios de estado, o por qué no, describir la capacidad del gobierno federal-estatal para atender dicha contingencia, un verdadero examen de conciencia y de capacidades para servidores públicos.
En el peor de los casos, hacer mención de la participación de personajes del mundo artístico que laceran algo más que la cultura de Oaxaca, o quizá, enumerar el sector empresarial, que bajo la premisa de un centro de acopio pasan desapercibidos ante el poco-nulo apoyo a la población afectada.
Pero hay algo que se debe RECONOCER, sí, a letra negra y en mayúscula, la labor de los verdaderos héroes del Estado de Oaxaca, a los que llaman represores aunque demuestren lo contrario, a los que gritan asesinos, aunque estén presentes siempre que así se necesite, allá, donde impera la disciplina, el compromiso por servir a Oaxaca, y se hace presente la indiscutible vocación de servicio.
Hablamos de la Secretaría de Marina, de la Secretaría de la Defensa Nacional, no menos importante, de la Policía Estatal, Vialidad, Protección Civil, el Heroico Cuerpo de Bomberos o la siempre Cruz Roja Mexicana, quienes trabajan a marchas forzadas y no esperan reconocimiento alguno, mucho menos una fotografía de portada o primera plana, trabajan en conjunto y por el amor a Oaxaca.
Su labor va más allá de garantizar la paz y el orden público, desde retirar escombro hasta ser amigo y psicólogo en la población, de médico a cocinero y de policía a paramédico, algunos con mayor preparación o mejores herramientas para desempeñar su labor, pero todos con la confianza y en aras de servir a la nación.
Momento indicado sí, no solo para enaltecer su labor o sembrar las bases de los próximos años en materia de seguridad y protección civil, sino para recordar al gobierno federal, estatal y municipal la importancia de contar con una estructura sólida y con herramientas adecuadas que permitan a los uniformados ejecutar su labor en situaciones tan complejas como las de ahora.
Comprensible el no poder atender a toda la población afectada por este terremoto, la falta de sensibilidad de las pasadas administraciones arrojó que actualmente el estado no cuente con el personal suficiente ni con las herramientas necesarias para enfrentar a toda luz la contingencia.
Lo ocurrido en el estado deberá ser clave para los próximos años, tanto para tareas de prevención, como de esfuerzos para una vez terminada la eventualidad, dotar de mejores herramientas a los cuerpos de seguridad y protección civil, mejorar salarios y demás prestaciones o alternativas para quienes sin importar lo que suceda, estarán siempre presentes para dar su vida por Oaxaca.