A 5 años, no dejemos solo a nadie
SAN LUIS POTOSÍ, 29 de julio de 2020.- Los tiempos políticos electorales están bien calculados. Las prisas por extraditar al ex director de Pemex son de Andrés Manuel López Obrador y del colapsado Morena, NO de Emilio Lozoya Austin.
Es la causa de que el Fiscal Alejandro Gertz Manero diera las perlas de la Virgen en la negociación, por eso vemos a Lozoya en una suite del Hospital Ángeles del Pedregal, de igual forma lo veremos en su casa en libertad real y prisión virtual.
Por supuesto que el ex coordinador de campaña de Enrique Peña Nieto no podrá salir del país, pero de eso ya está harto, lo hizo durante 14 meses, así que la firma quincenal será nada comparada con las penas exentas por los delitos de cuello blanco y ser parte de una élite de verdaderos saqueadores.
En términos reales Lozoya goza de impunidad a pesar de formar parte de una red de sobornos que recibió 10.5 millones de dólares. Apostaría que Peña Nieto se mantendrá en esa impunidad por la gracia de López Obrador.
El calendario electoral entró en la fase previa a las definiciones. Morena está metida en un lío agudizado por la crisis económica, la sanitaria y de seguridad pública, en consecuencia, aumenta la indignación de la gente que encuentra culpables en el mal gobierno, incumplidor y demagogo.
Y aún cuando la popularidad del presidente no ha bajado en proporción de esa molestia, el nombre y rostro de Andrés Manuel no aparecerá en las boletas, solamente el logo Morena.
El partido que vive la peor crisis en su corta vida, absorbe todos los negativos. A nivel municipal, estatal y distritos electorales federales y locales, enfrentarán ese encabronamiento popular generalizado.
De esas prisas se aprovechó Lozoya, se vendió como una arma electoral contra opositores, a cambio de un trato preferencial, de algodones y pétalos judiciales.
Ahí está en una suite del Ángeles, cuando miles de infectados por el coronavirus abarrotan pasillos y camas de terror en asentamientos masivos, aunque la narrativa perversamente mentirosa de Hugo López-Gatell y su jefe cuenten otra historia en las conferencias matutina y vespertina.
Como toda telenovela programada para serializar desde ahora hasta mitad del 2021, el ex director de Pemex y sus guionistas desarrollarán una trama de altibajos, amenazas y tensiones, capítulo por capítulo.
Hoy se declaró inocente de las imputaciones de Odebrecht y víctima presiones y amenazas. Pero el objetivo se cumplirá, no le importa a la Fiscalía ser parte de la farsa mientras se mantenga alineado el objetivo persecutor de opositores.
El Tribunal Popular de López Obrador en Palacio Nacional hará la parte mediática, la FGR la parte legal, el Poder Judicial de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea no está muy animado a contradecirlos, después del rodamiento de la cabeza del entonces ministro Eduardo Medina Mora.
El show está garantizado.
Y todo parece indicar que la nueva Mafia en el Poder está dispuesta a bloquear cualquier posibilidad opositora de partidos al usar como gatillero político a Lozoya contra el panismo, el calderonismo, el PRD, MC y el negociador PRI, siempre listo a decir “con un par de cachetadas tengo, así que mejor negociamos”.
Lo impresionante es el porcentaje que Odebrecht y sus filiales destinaron a corromper funcionarios públicos y legisladores. De un 25% a un 29% de los contratos. Un cifra brutal cuando se habla de montos a nivel internacional: alrededor de 400 millones de dólares de 1,400 millones del valor de beneficios, eran destinados a sobornos.
Esas proporciones sólo son posibles con proyectos de ínfima calidad, pactados a precios de primer nivel, con complicidades en todas las etapas del proceso desde el arranque hasta la llave en mano. Toda una estructura organizativa de crimen organizado para saquear países.
Por supuesto que en estas latitudes el objetivo no es la justicia, es la permanencia de Morena y el control total, con la complicidad de los mismos empresarios, de políticos opositores negociadores, y la nueva Mafia del Poder que ahora cambia de rostros.