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OAXACA, Oax. 7 de marzo de 2017.- La situación de las mujeres en reclusión que conviven con sus hijos hasta los cinco años, sigue siendo un pendiente para el Estado, ya que no hay un programa que atienda esta condición de las mujeres y de los menores.
En Oaxaca, diez mujeres internas en el penal de Tanivet comparten su reclusión con sus hijos; dos mujeres más están próximas a ser madres y sus hijos pasarán a ser parte de la comunidad penitenciaria.
Ana Laura Herrera López, presidenta del comité Prodefensa de las Mujeres Reclusas de Tanivet, dijo que en total son 199 mujeres las que enfrentan procesos tanto del fuero común como del fuero federal.
De los menores, el más pequeño tiene ahora dos meses y medio y el mayor, cuatro años.
“Ellos nunca han salido del penal, más que para recibir sus vacunas y hace dos años salieron a un convivio”, explicó la defensora.
Ninguno de estos niños recibe educación al interior del penal, no hay quien se ocupe de su instrucción en sus primeros años y solo pueden permanecer a lado de sus madres hasta los cinco años.
Cuando alcanzan esta edad, son enviados con sus familiares director o en su caso, trasladados a una casa hogar que se ubicó frente a este penal, una casa hogar que no es del Estado, sino administrada por un miembro de la comunidad cristiana de nombre Dieles Enrique.
Los menores que se encuentran en esta casa hogar visitan a sus madres los sábados y los domingos. Son unas 15 mujeres aproximadamente quienes tienen a sus hijos en esta condición y que no rebasan los 14 años de edad.
Herrera López mencionó que cuando las mujeres son separadas de sus hijos, no hay terapia previa, ni posterior.
“Solamente son separados y ninguno recibe terapia psicológica, lo que origina que muchas de ellas se depriman, primero por estar presas y porque muchas son abandonadas por sus familias y no las visitan, a eso añadirle la separación de un hijo”, comentó.
Mientras sus madres buscan alguna actividad para obtener un ingreso, como elaborar bolsas, monederos o carteras tejidas de plástico, los niños de las mujeres reclusas deambulan por el penal, sin actividades específica.
El Estado no ha dado respuesta a la solicitud de crear un área donde los niños puedan recrearse, leer un cuento o armar un rompe cabezas.
O jugar, de tal manera que aún dentro del penal, tengan una oportunidad de desarrollo en sus primeros años que oriente su formación futura.