La Constitución de 1854 y la crisis de México
OAXACA, Oax. 9 de febrero de 2017.- Ya hace mucho que en México la prensa dejó de ser una especie de cuarto poder pues ahora son otros actores de la vida política nacional y local los que se disputan ese lugar.
Y en Oaxaca el conflicto de 2006 dejó en claro que el único contrapeso real al poder ejecutivo y a los poderes legislativo y judicial es la Sección 22 del SNTE o, si se prefiere, el Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación (MDTEO).
Con resistencias, pataleos , dobles juegos y simulaciones pero lo cierto es que de 1980 a la fecha los cinco gobernadores priistas, desde Pedro Vásquez Colmenares, Heladio Ramírez, Diódoro Carrasco, José Murat y Ulises Ruiz, así como el coalicionista Gabino Cué Monteagudo, han terminado por pactar la gobernabilidad de Oaxaca a cambio de ceder y conceder a la mayor parte de las demandas gremiales y políticas de la sección 22 del SNTE. Y en toda esta ruta el acompañamiento y apoyo del gobierno federal ha sido determinante para evitar mayores conflictos y daños a la educación que los que ya han representado los paros de labores y las diversas modalidades de movilización y presión de los que se ha valido el MDTEO para consolidarse como el eje articulador del movimiento social oaxaqueño y la disidencia del SNTE más fortalecida a nivel nacional.
Los intentos por imponer la reforma educativa en Oaxaca, ya se sabe, se tradujeron en una ruptura entre el gobierno de Cué y la sección 22 del SNTE que tuvo sus principales expresiones en la creación del Nuevo IEEPO, el boicot a las elecciones federales del 2015, el rechazo a la Ley Estatal de Educación y en un realineamiento político-electoral de algunas de las principales corrientes sindicales del magisterio que, por un lado ,impulsaron a Morena como la segunda fuerza electoral en la entidad y, por el otro, le dieron el tiro de gracia al proyecto continuista y transexenal de Gabino Cué.
Con estos antecedentes, y urgido de un legitimación que le resultó insuficiente en la jornada electoral en donde solamente contabilizó un 32 por ciento de la población votante, el gobernador Alejandro Murat le apostó desde el primer día de su gobierno no solo a recuperar interlocución con el magisterio disidente (y otros actores sociales y políticos de izquierda) sino a posicionarse mediáticamente como un gobernante con vocación dialoguista y voluntad para atender todas sus demandas aún a costa de sepultar , de facto, la reforma educativa que la dupla de Aurelio Nuño (SEP) y Gabino Cué buscaron imponer mediante medidas coercitivas y aún con el uso de la fuerza pública.
El primer paso se verificó el 7 de diciembre del 2016 cuando la Comisión Política de la sección 22 del SNTE se reuniera con el gobernador Murat , algunos secretarios de su gabinete y el Director General del IEEPO, y que tuvo como primer resultado el compromiso gubernamental para regularizar la situación laboral de 3 699 trabajadores docentes y administrativos.
Este diálogo, y las negociaciones sobre los avances de las demandas magisteriales, continuaron este dos de febrero, pero ahora con un Comité Ejecutivo Seccional renovado.
¿Qué tipo de demandas tendrán una respuesta directa e inmediata por parte del gobierno del estado y cuáles tendrán necesariamente que acordarse con el gobierno federal y transitar por un proceso de negociación de corto y mediano plazo?
De los cinco demandas expresadas públicamente el dos de enero, sin duda que el punto de mayor controversia y que podría provocar que se reactiven las movilizaciones del magisterio es la exigencia para que se abrogue la Ley Estatal de Educación aprobada por la LXII legislatura local.
Es cierto que esta Ley nació muerta , al igual que todo el proceso evaluativo, administrativo y laboral vinculado a la reforma educativa; sin embargo, para el gobierno de Murat representaría un alto riesgo político darle curso formal (vía la 63 legislatura) a la abrogación de la Ley Estatal de Educación para sustituirla por otra ley que recupere con puntos y comas el PTEO, como lo demanda la sección 22 del SNTE.
Y tropiezos similares tendrá que irse enfrentando el nuevo gobierno con cada punto del pliego petitorio, tanto en las de tipo gremial, como las políticas y sociales.
No será tarea fácil, como nunca lo ha sido para ningún gobierno estatal o federal, atender y solucionar las demandas magisteriales sin correr el riesgo de no obtener el reconocimiento de su contraparte y tener entonces que continuar negociando bajo condiciones adversas, es decir, bajo todo tipo de presiones y con un entorno de movilizaciones y protestas callejeras en donde el MDTEO medirá fuerzas con el nuevo inquilino de Palacio de Gobierno y pondrá a prueba su tolerancia y capacidad de respuesta a un pliego petitorio que, en esta ocasión, tiene como uno de sus objetivos centrales sepultar de una vez por todas a la reforma educativa y su expresión local, la Ley Estatal de Educación.
Twitter: @YescasIsidoro