Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de agosto de 2016.- Liconsa y Diconsa son dos empresas públicas que han jugado un papel destacado para combatir la pobreza y mejorar la satisfacción de necesidades básicas en materia alimentaria de la población de menores recursos, la primera ya no es sólo como un programa urbano, a lo que estaba acotada cuando se distribuía la leche a granel a través de pipas todas las mañanas, principalmente en la Ciudad de México y el Edomex.
Hoy tiene 7 plantas industriales, por ello cuando se empezó a envasar como leche en polvo y ayuda en su distribución el sistema de tiendas rurales de Diconsa. Hoy su producto llega de manera creciente a estas comunidades y es un instrumento importante en la política social.
La empresa no es una carga presupuestal, ya que gran parte de sus recursos provienen de los ingresos generados en la distribución, a pesar de que mantuvo durante tres años congelados sus precios, con pérdidas que fueran compensadas el año pasado con recursos fiscales. Ahora tiene precios diferenciados a favor de las comunidades rurales, las más pobres del país.
Hoy la vemos ya en tetra pack, una tercera parte menor al precio de las marcas comerciales, y es un buen producto, fortalecido nutricionalmente. Su proceso de embasamiento, es pulcro y nunca ha tenido un problema con los consumidores, que la demandan preferencialmente.
Se distribuye no solo a los niños, también a las personas de tercera edad y las mujeres en lactancia..
Ya adquiere la mayor parte de su materia prima en el mercado nacional, cuando entre 1995 y 1998, sólo adquiría un poco menos de la tercera parte en el mercado nacional y el resto era comprado en el exterior. Importaba Conasupo y cuando esta desaparece, lo hace directamente Liconsa, que lo hizo en los tiempos que Juan Francisco Mora Anaya era director de la misma. Hoy sólo importa el 22 por ciento de la leche, el resto la compra en el mercado nacional.
El problema que se le ha querido endosar data de hace muchos años, ante la presión de algunos ganaderos para que sólo se consuma leche nacional, pero esta debe estar en un nivel competitivo, con productores bien organizados, y sin intermediarios. Ni Liconsa, ni el Gobierno Federal o los estatales, pueden subsidiar artificialmente esta actividad, lo que iría en contra de los consumidores, al presionar el precio.
Como vemos esta relación, compras internas vs. externas, se ha invertido, es falso que se pague 31% por arriba del precio promedio del mercado internacional, por el contrario esta por debajo.
Tiene razón José Antonio Meade, al decir que esas críticas tienen mala leche, cuando estamos hablando de buena leche, que ayuda a la población más necesitada, con un padrón de beneficiarios que se incrementa en el medio rural, y que incluye a 6.2 millones de niños.
Un antecedente poco conocido fue que cuando se planteó la reforma fiscal de 2001, que al igual que la de 2004 no pasó por las veleidades políticas del congreso y las actitudes de algunos gobernadores, se planteaba compensar un eventual incremento en la carga fiscal de los deciles de menores ingresos, por medio de un subsidio monetario o a través de Liconsa.