Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax., 17 de marzo de 2020.- La historia le ha concedido el lugar de esposa del Presidente Benito Juárez, el gran estadista y defensor de la República, su nombre es comúnmente conocido como Margarita Maza de Juárez. En el contexto en el que le tocó vivir, los derechos humanos en México aún no estaban tutelados por las instituciones jurídicas. Por lo tanto, si hablamos del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia con acceso a la igualdad en el siglo 19 sólo era una consideración utópica. Es por ello que debido a los estereotipos en los que se fundamentan los roles de género y en especial a las mujeres en el papel de madres de familia, hijas, esposas o concubinas, constituían un obstáculo para que las pensadoras trascendieran a través de la historia.
Este es el caso de Margarita Eustaquia Maza Parada, quien es mencionada por los historiadores como la esposa de Benito Juárez y su trascendencia, se basa en su labor como madre abnegada y sufrida por la pérdida de sus hijos así como en su dedicación como esposa de Juárez.
Como ejemplo de lo anterior se cita a la autora Alicia Aguilar Castro:
Madre abnegada, cabeza de familia en ausencia del esposo, supo dar el sostén necesario a su numerosa prole, sin quejarse jamás, ni mucho menos exigirle a su marido que abandonara un momento sus tareas patrióticas para dar mayor atención a sus hijos.
Aclaro que la anterior afirmación no es la postura total de la autora, por el contrario, incita al estudio de las biografías de las mujeres consideradas primeras damas para resaltar su figura y su papel tan expuesto al escrutinio público.
Empero lo que resalta en el texto es la aseveración de que su trascendencia consiste en el hecho de haber sido madre abnegada, sufrida y que nunca se quejó. Estas eran las exigencias de su tiempo y pareciera absurdo pero aún persiste la búsqueda de estas actitudes para considerar a una mujer virtuosa y digna.
Por lo tanto, desde el punto de vista del feminismo el día de hoy tenemos la tarea de revisar la vida y obra de las mujeres actoras en la historia con una visión crítica, libre de estereotipos con base en las teorías de género, para reescribir la misma con sus verdaderas aportaciones.
En su vida y obra, a Margarita le correspondió una época en la que el estudio estaba restringido tanto a hombres como a mujeres, ya que sólo unos cuantos sabían leer y escribir durante la colonia. No obstante, en Europa y Estados Unidos de América se estaba gestando una revolución del pensamiento por la influencia del siglo de las luces entre 1715 a 1789, la revolución de 1776 de las 13 colonias, la revolución francesa de 1789 y la revolución industrial, durante el periodo comprendido entre 1760 a 1840.
El 28 de marzo de 1826 nació Margarita Eustaquia Maza Parada, originaria de Oaxaca entidad sumida en la incomunicación y por tanto no, tenía relevancia económica, la educación era aún más deficiente, la vida social y personal estaba regulado por la Iglesia católica, apostólica y romana. Hija del italiano Antonio Maza y la oaxaqueña Petra Parada de Maza, fue la menor de cuatro hermanos: Manuel, Juana quien fuera esposa del licenciado Manuel Dublán y José, el confidente y gran amigo de Benito Juárez. La familia Maza ocupaba un lugar distinguido en la capital de Oaxaca, y a decir de la historiadora Aguilar Castro, Margarita se ganó el cariño de la gente por sus muchas cualidades, como el amor a la justicia, al prójimo y la caridad con los más necesitados.
Las costumbres de la época consistían en proporcionar a las mujeres una educación rígida y católica en la familia y después, bajo el mando del esposo, ya que se casaban a muy temprana edad: una sociedad masculina predominante. Margarita contrajo matrimonio a los 17 años con Juárez de 31 años, el 31 de julio de 1843. Desde luego, que el reto para ella al contraer matrimonio con tal personaje fue el coincidir con sus ideas liberares que contrariaban al contexto de la época.
En Apuntes para mis hijos, Juárez le reconoce a Margarita su libertad de pensamiento con la siguiente afirmación “construyendo juntos un país nuevo, sobre el México desorganizado y caótico de ese tiempo”, considerando que las bases del pensamiento liberal en nuestro país son el racionalismo y el humanismo: el hombre como generador de la vida jurídica, separando de los influjos religiosos al individuo, la familia y el Estado.
Durante su matrimonio tuvo que enfrentar sucesos trágicos como la muerte de sus hijos y la vida en el exilio, ya que por el papel político de Juárez fue preso político de Santa Anna. Lo que la orilló a enfrentar su autonomía con entereza y carácter, ya que su vida y la de su familia estaban en constante peligro y con la ayuda de su hermano José, Miguel Castro e Ignacio Mejía tuvo que solicitar albergue y sostenerse por su cuenta económicamente.
En este punto, su ejemplo consiste en lo se denomina el empoderamiento femenino que consiste en que una mujer logre su libertar individual mediante la independencia económica. Por lo que Margarita es un importante ejemplo de dicha libertad.
Como es sabido, Juárez tuvo el cargo de gobernador del estado de Oaxaca, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Presidente de la República, por lo que durante esas etapas, Margarita padeció en diversas ocasiones el estar separada de su esposo cuando las condiciones lo ameritaban.
Durante su presidencia, Juárez tuvo que suspender los pagos de deudas extranjeras para afrontar la economía de la nación, por lo que en abril de 1862, México recibió el primer ataque de los franceses en el Fortín, Veracruz, pero el 5 de mayo siguiente, el ejército mexicano triunfaba sobre los soldados de Napoleón III, lo que provocó el inicio de la llamada intervención francesa.
En el plano político Margarita realizó funciones filantrópicas al presidir una junta de mujeres encaminada a recaudar fondos para los hospitales, también organizó funciones de teatro, cuyos fondos estaban destinados a las víctimas de la guerra de intervención, los heridos y familiares de los soldados muertos.
Por el peligro que representaba que los enemigos de Juárez apresaran a su familia para presionarlo conforme a sus intereses, Margarita se embarcó hacia Nueva Orleáns, adonde llegó el 25 de agosto de 1864. Durante su estancia en Estados Unidos, Margarita padece de nuevo una prueba de sufrimiento que no cualquier ser humano logra sobrepasar, la pérdida de dos de sus menores hijos.
Su reacción, contraria a lo que pudiera esperarse de cualquier persona en sus condiciones, fue el de ponderar la lucha de la que ella era parte en beneficio del progreso y el bien común de nuestro país, como así se puede desprender del intercambio de correspondencia entre ella y Juárez, al disimular su tristeza y al respetar sus condiciones.
Se ha llegado a afirmar que Margarita tuvo una importante labor equiparable a una embajadora de México en Estados Unidos, así se desprende de lo aseverado por la historiadora Alicia Aguilar Castro:
El Secretario de Estado Americano W. Henry Seward accedió a vender a los liberales mexicanos armas de desecho a través de particulares que lucraban con estas operaciones, a la vez que recurrió a la Doctrina Monroe para pedir la salida de las tropas francesas de México. También aprovechó Seward la estancia de Margarita en Washington para recibirla oficialmente y mostrar de manera pública el reconocimiento y apoyo oficial que su gobierno daba al régimen republicano encabezado por Benito Juárez.
Esta aseveración tiende a interpretarse como un reconocimiento oficial al gobierno de Juárez en desconocimiento del Imperio de Maximiliano. Empero no es concluyente, ya que de las cartas se desprende que Margarita constantemente tuvo la intención de regresar al territorio mexicano. No obstante, si valoramos que Juárez era un estratega y la inteligencia de Margarita, quien sabía desempeñarse como si hubiese tenido formación diplomática, no dudamos que su estancia en Estados Unidos le proporcionó a Juárez el respaldo político necesario durante la guerra y que Margarita haya solicitado dicho apoyo.
Margarita se mantenía informada del contexto político de Europa con respecto a México en los periódicos que se publicaban en Estados Unidos y no dudaba en transmitirle las noticias a Juárez “su querido viejo”. Esta acción denota el gran interés de Margarita por la situación de su país y no solo por la de su familia.
El 29 de junio con el apoyo de Seward, quien puso a disposición de Margarita y su familia una nave, así como del apoyo de Matías Romero, la familia Juárez Maza abandonó Washington y emprendió el viaje de regreso a México. Se instalaron en el Palacio Nacional y lamentablemente por las privaciones, sobresaltos y viajes con múltiples incomodidades que había padecido, Margarita vio disminuida su salud y, desde el año de 1868, se enfermó, posiblemente las fuertes impresiones y preocupación por el ataque al corazón que sufrió su esposo a mediados de octubre hicieron que el organismo ya enfermo de Margarita se venciera, falleciendo el día dos de enero de 1871 a la edad de 45 años. La lealtad de Juárez a sus convicciones hizo que ni en la larga enfermedad ni en la agonía, y mucho menos en el funeral, participara ningún sacerdote. No tenía por qué el clero, si había sido excluido de la vida de Margarita, participar de manera formal en el funeral.
Al respecto Manuel Altamirano estableció en el diario El Federalista lo siguiente:
La esposa del Presidente de la República era una mujer eminente, no por el puesto que ocupaba en la sociedad, sino por sus altísimas virtudes… Margarita Maza de Juárez era digna, por todos motivos, de ser sentida generalmente. Buena, afable, con un corazón abierto a todas las emociones generosas; su misión fue sufrir en la adversidad, consolar a los que sufrían, cuando estuvo en una posición próspera. ¿Quién no la recuerda, escuchando con su rostro pálido y afectuoso los relatos tristes de la pobre mujer indigente, que siempre recibía de su mano algún auxilio en silencio y sin hacerse percibir? ¿Quién no sabe que jamás recordó que su marido era Presidente, si no era para rogar por el reo político, para proteger al afligido? Esta señora era el ornamento de su sexo, era la personificación de las virtudes cristianas y de las virtudes patrióticas en la mujer.
La vida y obra de Margarita Eustaquia Maza Parada ostenta un lugar emblemático en la consolidación de nuestra historia, quien con justa causa generó admiración a personajes de la talla de Ignacio Manuel Altamirano, ya que dentro de sus posibilidades, supo utilizar el lugar a lado de Juárez, asumiendo las ideas republicanas y ejerciendo su libertad de pensamiento, a pesar de la época en la que el yugo masculino sobre las mujeres no admitía consideraciones. Por lo tanto, reescribamos su historia dejando de lado los estereotipos que les asignan roles, incluso a los personajes femeninos históricos y reconozcamos su influencia intelectual a la par de los grandes hombres en la lucha de sus libertades y de la consolidación del Estado Mexicano.