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MORELIA, Mich., 9 de marzo de 2017.-En el umbral del equinoccio de la Primavera, a escasos ocho días, un fenómeno inusitado registró la capital de Michoacán: densas capas de nieve, abundante agua, intensa lluvia, bajón de temperatura.
Todo lo que debió acompañar un atardecer de un verano, dos estaciones atrasadas.
Y es que las denominadas cabañuelas, quizás se atrasaron.
Lo cierto es que el anunciado Frente Frío numero 33, iniciado el 7 de este mes, y proyectado por el Sistema Meteorológico Nacional, advertía desde el pasado fin de semana descensos de temperatura, fríos, lloviznas.
Miércoles.
Serían cerca de las 17:00 horas, cuando la presencia del Dios Tláloc avasalló la totalidad de esta ciudad.
La actividad de la capital, su desarrollo y movimiento se vieron convulsionados.
En cuestión de minutos, el ‘chipi chipi’ se tradujo en intensa marejada de agua.
Más tarde en estruendoso granizo y varios relámpagos.
El flujo de vehículos se ‘aburró’ en Lázaro Cárdenas, Acueducto, Ventura Puente.
También en Periférico. Nada se salvó.
La semitromba agarró por igual. Los caudales, provenientes de Acueducto a la parte baja de Camelinas se veían incesantes.
Lindos, rebosantes. Agua para una ciudad que tiene sed. También granizo.
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