Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
La madrugada de un miércoles me percaté que tenía 15 llamadas perdidas en mi teléfono celular, de ellas al menos tres números eran de Estados Unidos, cuando tomé el aparato y entré a la aplicación conocida como Whatsapp noté que estaba cerrada mi cuenta.
Le pregunté a Daniela, mi esposa, si podía ver en su cuenta si la mía estaba activa, o sea si alguien me había suplantado, y nos percatamos en ese momento que sí, me habían hackeado el Whatsapp.
¿Qué se hace en estos casos?, comparto mi experiencia con la idea de que nunca les toque, pero por si corren con la mala suerte esto hice.
Primero, y por la hora, cuatro de la mañana, comencé a recibir mensajes de amigos de otros países con horarios diversos en otras redes sociales como Telegram, Facebook y Twitter, preguntando si estaba bien, o si era cierto que yo estaba solicitando cierta cantidad de dinero.
Así que publiqué un mensaje en mis redes advirtiendo el hecho, con la esperanza de que nadie cayera en el garlito, y pedí a Daniela, que mandara por whatapp en su cuenta mensajes a familiares muy cercanos para advertirles y evitar sorpresas, máxime a quienes sí usan Whatsapp pero no se la pasan tanto tiempo en las redes.
A primera hora laboral lo que hice fue cambiar el chip del teléfono, eliminando el anterior y con ello eliminando mi cuenta de Whatsapp, y comprando otro chip en una sucursal de la compañía, en mi caso la del señor Slim, ello para mantener mi línea y en mi teléfono celular todas las demás redes y aplicaciones exceptuando Whatsapp que, por reglas internas, tiene uno que esperar siete días para reactivar la cuenta luego de cambiar un chip. A esta hora ya tenía varias llamadas de amistades preguntando si estaba bien, si yo andaba pidiendo dinero, cosa rara que no imposible, claro.
Esperé los siete días y pude recuperar mi cuenta de Whastapp con el mismo número, y al hacerlo también hice la doble verificación, que es digamos lo primero que se recomienda para evitar el hackeo, pero otro punto donde pudo ser la puerta de entrada de los usurpadores, fue el buzón del mismo teléfono, pues la saturarlo, se graba el mensaje de voz de la llamada de Estados Unidos donde dan el código de acceso a mi cuenta de Whatsapp.
Por ello otra recomendación es quitar el servicio de buzón en el teléfono para evitar que eso pase, en mi caso fue a altas horas de la madrugada y al estar sin sonido el aparato, me percaté cuando ya estaban las llamadas saturando el buzón y con la cuenta hackeada.
A estas alturas, casi todos hemos sabido de algún caso donde usurpan la identidad de una persona conocida, si recibimos un mensaje dudoso, sobre todo donde se involucre el envío de dinero, nunca está de más confirmarlo con una llamada telefónica.
Aquí vale la pena comentar que a la misma hora fue hackeada la cuenta de Whatsapp de una compañera periodista en Nayarit, y en ambos casos, antes de los SMS con los códigos de Whatsapp y las llamadas de Estados Unidos, tenemos llamadas de una lada de Jalisco, mismo número que en mi caso me volvió a marcar en diversos momentos del día y me abstuve de contestar, pero sí los denunciamos a la policía cibernética de Nayarit, ya una vez lo había hecho con otro número que llamó para extorsionar y se supo que provenía de un reclusorio en la entidad tapatía.
No está de más prevenir, extremar precauciones y compartir información de calidad. Sé de casos que perdieron sus cuentas, que tuvieron que cambiar de número con todo lo que implica, y sobre todo, de las molestias que le causó a mucha gente. Pero al menos comparto esta experiencia por si a alguien (ojalá y no) le toca.
@rvargaspasaye
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