Cortinas de humo
CDMX, 14 de marzo, 2017.-Las presiones de la “Casa Blanca” sobre “Los Pinos” han sido la regla y no la excepción. En 1976, el presidente José López Portillo desde sus primeros meses de gobierno tuvo problemas con la administración que encabezaba James Carter. En 1977 la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) logró un acuerdo con seis compañías norteamericanas para abastecerlas de gas natural.
Entusiasmado, López Portillo aprobó la construcción de un extenso gasoducto de mil 350 kilómetros que correría desde estado de Chiapas hasta Reynosa en el estado de Tamaulipas a fin de conectarse con la red estadounidense.
En diciembre de 1977 , cuando el proyecto estaba en marcha, el presidente Carter ordenó cancelar el contrato a menos que México aceptara bajar su precio, el gobierno mexicano respondió con la seguridad que le concedía su riqueza petrolera y antes que reducir sus precios, prefirió no venderle nada a los Estados Unidos. López Portillo decidió desquitarse y esperó pacientemente a que el tiempo le diera la revancha.
La visita del presidente James Carter a México en febrero de 1979 se presentó como la oportunidad de oro para López Portillo.
A la prensa estadounidense molestó el discurso del presidente mexicano al señalar que “entre vecinos permanentes y no ocasionales, el engaño o el abuso repentinos, son frutos venenosos que tarde o temprano revierte. Nada injusto prevalece sin violentar la decencia y la dignidad.”
Los políticos de la época pensaban que el presidente mexicano se había excedido con su homólogo.
Mayores fueron las críticas que James Carter recibió en su país por haber mencionado en su discurso la “venganza de Moctezuma” refiriéndose a un mal estomacal que lo aquejaba y por no contestar poder con comentarios más inteligentes lo dicho por López Portillo.
Alguna vez se llegó a decir, que al terminar la visita de Carter a México, el presidente mexicano, musitó orgulloso: “me lo chingué”.
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