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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de septiembre de 2019.- El sustantivo femenino estulticia se define en la brevedad de dos palabras: estupidez humana.
El término estulticia proviene del vocablo en latín stultitia que significa tontería. Por tanto, los adjetivos estulto o estulta son sinónimos de necio, tonto o estúpido.
La estulticia define a aquellos que en sus actos, palabras, acciones u omisiones, demuestran falta de conocimiento, tacto o discreción y que, por el contrario, hacen gala de su necedad, idiotez y falta de respeto.
La estulticia es el personaje central del clásico de Erasmo de Rotterdam, “Elogio de la locura”; disertación sarcástica que retrata a hombres y mujeres del poder –de todos los tiempos–, y que viene “como anillo al dedo” al México de Morena y de López Obrador
Y es que todas las mañanas el “estulto” presidente mexicano nos regala un autorretrato de su necedad –“me canso ganso”–, de su ignorancia y hasta pontifica su desprecio a la Constitución, a los contrapesos, a los críticos y formula groseras declaraciones dictatoriales como aquella de que el Tren Maya “será construido le pese a quien le pese”.
Sin embargo, durante el joven gobierno del mandatario mexicano dos momentos han retratado, de cuerpo completo, la “estulticia” presidencial.
El más reciente se produjo a causa de la escasez de medicinas, en general, y la falta de medicamentos para el tratamiento de cáncer, en particular, lo que ocasionó la muerte de enfermos y movilizaciones callejeras.
Y el primer caso fue la crisis de gasolina desatada al arranque del gobierno de López Obrador, producto de la estupidez oficial de despedir a los responsables de comprar combustible al extranjero y que fue justificada con una locuaz e inexistente lucha contrar el Huachicol, que provocó más de 130 muertes en Tlahuelilpan.
El de la escasez de medicamentos en el sector público –ISSSTE e IMSS, entre otros–, no sólo es uno de los más escandalosos ejemplos de la “estulticia” presidencial sino del engaño de López Obrador a la sociedad y, sobre todo, la falta de respeto al servicio público y a la ley.
¿Por qué?
Porque ante el problema de la falta de medicinas, la primera reacción del presidente fue negar el problema. Incluso llamó mentirosos a los medios que demostraron la escasez.
Luego, cuando era inocultable la inexistencia de fármacos, en especial para los enfermos de cáncer, López Obrador argumentó que se trataba de una guerra lanzada contra su gobierno por las empresas médicas que vieron afectados sus jugosos negocios.
El presidente llegó a decir que su gobierno no permitiría el chantaje de las empresas fabricantes de medicinas y que, de ser necesario el gobierno acudiría al extranjero a comprar medicamentos. Y, en efecto, el gobierno mexicano compró el principal anticancerigeno a la empresa francesa Mylan.
Al final, la mañana de ayer, López Obrador reconoció la existencia de la escasez de medicinas y presumió que su gobierno seguirá comprando en el extranjero tantas medicinas como sean necesarias.
Así lo dijo sobre la escasez de medicinas contra el cáncer: “Por falta de abasto, descuido o de manera intencional no se tenían los medicamentos en la empresa preponderante y se tomó la decisión de comprar las medicinas afuera. Me informaron que era un asunto delicado y que, incluso, ya venía la amenaza de que se iba a desatar una campaña de medios, ese fue el reporte”.
En pocas palabras, con lo anterior, López Obrador nos regaló el mejor retrato “de cuerpo completo” de la “estulticia” presidencial.
¿Por qué?
Porque la empresa mexicana Pisa, fabricante del “Metotraxato” –el anticancerigeno más usual–, dejó de fabricarlo por una cadena de torpezas que involucran a la estupidez e ignorancia de los responsables del sector salud, del gobierno de Obrador, a la Cofepris y la necedad del propio López Obrador.
Y fue tal la estupidez que el “Metotraxato” adquirido a la empresa francesa Mylan, reportó un costo casi idéntico al de la empresa mexicana Pisa, con el agravante de que México pagará un costo adicional por el traslado y reparto de los medicamentos, además de que Hacienda perderá millones de pesos de impuestos a favor de las arcas nacionales y también se pierden miles de empleos del sector farmaceutico.
“Estulticia” presidencial igual a la que provocó la crisis de desabasto de combustible y la tragedia de Tlahuelilpan.
¿Quién, qué institución será capaz de poner un alto a la “estulticia” presidencial?
Al tiempo.