Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de noviembre de 2016.- Murió Rodolfo Stavenhagen, un gran científico social, gran mexicano y ser humano ejemplar, defensor apasionado de los derechos humanos de los pueblos indígenas, a quien tuve oportunidad de conocer hace algunos años, desde fines de los años setenta, junto con Salomón Namad –quien vive en Oaxaca- antropólogos brillantes, comprometidos en el combate a la pobreza y la desigualdad. Seguro Don Rodolfo, que también fue sociólogo, profesor del Colegio de México, ya está planeando que investigar con otros amigos que ya no están con nosotros, como Carlota Botey, Armando Labra y Sofía Méndez Villarreal. Grandes mexicanos, grandes profesionales, grandes y queridos amigos. Siempre los tendremos presentes.
Hoy temprano Oscar Guerra, hoy Comisionado en el INAI, quien fuera Presidente del Colegio Nacional de Economistas, nos mandó un correo en el que recuerda que Keynes expresó en 1924, que “el economista maestro debe poseer una rara combinación de virtudes. El economista debe alcanzar un estándar elevado en diferentes direcciones y debe combinar talentos que con frecuencia no se encuentran reunidos en la misma persona. Debe ser matemático, historiador, estadístico y filósofo en algún grado. El tiene que entender símbolos y hablar con palabras.
Debe encontrar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto en el mismo vuelo de pensamiento.
Debe estudiar el presente a la luz del pasado, para los propósitos del futuro. Ningún aspecto de la naturaleza humana o de sus instituciones, debe quedar enteramente al margen de su interés.
Debe ser persistente y desinteresado, de manera simultánea: soñador e incorruptible como un artista, y sin embargo, a veces tan terrenal como un político”.
Sobre lo mismo el Maestro Jesús Silva Herzog, padre de quien fuera un gran Secretario de Hacienda en el Gobierno del Presidente De la Madrid, escribió su Mensaje a un Joven Economista Mexicano, que sirvió de base al Documento de los 15, economistas que planteamos en el Congreso de Economistas de 1987, como un planteamiento ético del compromiso social y profesional del economista. Decía a los jóvenes que el economista debería ser un vasallo de la verdad. Lo leyó a nombre de todos la maestra Ifigenia Martínez, entre quienes lo firmaron recuerdo a algunos expresidentes o casi, del Colegio, por supuesto a Armando Labra, quien ya cumplió 10 años de no estar con nosotros, Jorge Tamayo quien inició la tradición de los congresos y creo el Premio Juan F. Noyola, Juan Pablo Arroyo, Luis Ángeles, Oscar Guerra, David Márquez, me incluyo por cierto, etcétera.
Hoy lo escrito por Keynes y por el maestro Silva Herzog, los jóvenes economistas los deben leer, analizar y discutir, todos no sólo los egresados de las universidades públicas, sino todos, incluso los de carreras afines.
Hoy el país que queremos es complicado, tenemos varias plagas, entre ellas están la pobreza y la desigualdad, no sólo entre las personas y las familias; la corrupción y la impunidad; el centralismo y la concentración de recursos y privilegios entre ordenes de gobierno.
Tenemos activos por supuesto, instituciones sociales como el IMSS, programas como los fondos de aportaciones, el Seguro Popular, que impulso en su momento el Dr. Frenck, el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal. Por el lado social muchísimas organizaciones sociales y ciudadanas, como el INE y el INAI, el Tribunal de Justicia Administrativa, la ASF, y una opinión pública atenta, crítica y propositiva.