Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
INDICADOR POLÍTICO
Con diferencia de horas, México y Estados Unidos entraron en una batalla de estrategias para enfrentar el flagelo del fentanilo dentro del territorio estadunidense: la Casa Blanca anunció un ambicioso plan de cinco puntos que tuvo como objetivo subordinar a México, pero Palacio Nacional respondió de inmediato con la creación institucional de una Comisión Presidencial encargada de coordinar la parte mexicana de la lucha contra la producción y contrabando de esa droga.
Las desavenencias entre los dos gobiernos tienen su razón de ser en la percepción del problema de fentanilo como parte de estrategias de seguridad con intereses diferentes: EU sigue negando a aceptar que la producción y contrabando de droga se debe al creciente consumo y demanda del fentanilo por parte de los millones de adictos locales y México sigue negando a subordinar su estrategia antidrogas a los intereses y prioridades de la Casa Blanca.
La Comisión mexicana, de acuerdo con lo publicado en el Diario Oficial de la Federación, fue caracterizada como presidencial y estará formada por los titulares de nueve dependencias federales, incluyendo a la Unidad de Inteligencia Financiera, al comandante de la Guardia Nacional y al titular del Centro Nacional de Inteligencia; es decir, México cerró las puertas a las actividades semiclandestinas de EU para acordar en lo oscurito con funcionarios mexicanos, además de que creó una ventanilla única con rango presidencial para obligar a las oficinas de seguridad nacional civiles y militares de EU a transitar de manera institucional con México.
Y como para darle un enfoque integral, la Comisión presidencial mexicana contra el fentanilo también incluyó el tema de las armas y municiones, a fin de tener mecanismos de negociación con ventaja ante EU, de donde viene, con malas intenciones estadunidenses, la venta ilegal de armas a cárteles mexicanos.
La estrategia de la Casa Blanca parece estar más preocupada por acciones extraterritoriales militares contra cárteles del narcotráfico, al tiempo que sigue evitando reconocer que el alto consumo y muertes por sobredosis de fentanilo responden al creciente número de adictos americanos que exigen disponibilidad de drogas.
Las presiones estadunidenses sobre México han ido aumentando desde que el gobierno del presidente López Obrador canceló la Iniciativa Mérida que estaba basada, por decisión del presidente Felipe Calderón, de permitir el involucramiento activo de agencias americanas en México, además de que recientes decisiones estrictas mexicanas le cerraron los caminos a la DEA para operar con impunidad en la república mexicana.
Más que combatir el contrabando dentro de EU, de permitir el uso y abuso local en consumo de drogas y de atacar a los grupos delictivos –entre ellos cárteles mexicanos asentados en todo EU– que venden las drogas en las calles americanas, la Casa Blanca ha centrado su estrategia en aplicar el modelo Obama de extraterritorialidad y lanzar a las fuerzas civiles y militares de seguridad estadunidenses contra cárteles en sus países de origen, es decir, operar con impunidad institucional en México, Centroamérica y Sudamérica. Por ello, la estrategia del presidente Joseph Biden se centra en las cadenas de suministro de fentanilo, es decir, operar en México y en China.
La presencia en la Cumbre sobre el Fentanilo en Washington de ayer jueves de todo el equipo de seguridad de México estaría obligando a Estados Unidos a ajustar su estrategia de cinco puntos anunciada por la Casa Blanca el martes a los canales institucionales y, sobre todo, diplomáticos.
A la estrategia mexicana contra el fentanilo sólo le falta la decisión política de argumentar que la producción fuera de EU y el contrabando al interior del territorio estadunidense de esa droga se explica por el creciente número de adictos, con datos que pudieran medirse en la fórmula de más muertos por sobredosis por más consumidores de esa droga mortal y que, por lo tanto, la Casa Blanca debiera de comenzar por reconocer que el problema de la droga es de Estados Unidos por la demanda y que la producción y tráfico es consecuencia de que la cadena de suministros de drogas es correlativa a la cadena de tráfico y consumo dentro de EU.
Política para dummies: La política se esconde en los pliegues de la política.
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