Éxito rotundo en festival de la barbacoa y cerveza artesanal en Tejúpan
Nallely Sánchez Rivas
México se ha convertido en escenario de una novedosa forma de migración humana, ya que las personas orilladas a dejar sus países de origen y desplazados por la violencia y la miseria, han decidido en muchos casos establecerse de manera permanente en el territorio nacional, donde muchos de ellos han formado colonias y se han insertado en diversas formas de trabajo, sostuvo el doctor Mario Pérez Monterrosas, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Sin embargo, los que deciden continuar su trayecto se enfrentan también al rechazo de la gente, como lo demuestran el constante cierre de refugios, como el cercano a la Central de Autobuses del Norte, el cual ha intentado ser clausurado en varias ocasiones frente a la presión de los vecinos, quienes piden el cese de actividades bajo el argumento de que no es posible ver tanta migración deambulando por las calles o el caso del FM4 en Guadalajara, donde se agruparon para levantar bardas, colocar alambre de púas y toda una serie de “protecciones” anti migrantes.
En el Estado de México, los emigrantes han sufrido las duras consecuencias del rechazo, luego de que los vecinos cerraran el Refugio de San Juan Diego, en Lechería, lo que ahora los obliga a caminar más de 50 kilómetros para llegar al albergue más cercano ubicado en Huehuetoca.
Tradicionalmente la migración en México solía ser de tránsito, conformada en su mayoría por gente latinoamericana, sobre todo centroamericanos, que cruzaban el país hacia Estados Unidos en busca del “sueño americano”, pero en épocas más recientes quienes intentan atravesar la frontera han cambiado su proyecto y han decidido quedarse en suelo mexicano, ya sea por decisión propia o por los largos periodos de espera frente a la resolución de sus solicitudes de asilo.
Con zozobra y miedo avanzan cada día miles de inmigrantes rumbo a la frontera norte de México, pese a los riesgos que conlleva transitar por un país catalogado como una frontera vertical, pues los peligros no se concentran en ciertos puntos fronterizos, sino que están latentes a lo largo de todo el territorio mexicano.
El académico adscrito al Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco explicó que en 2018 México vio llegar a la primera “carava de migrantes”, que inició en Honduras y durante el recorrido sumó a gente de El Salvador y Guatemala hasta llegar a la frontera sur de México, donde a pesar de los intentos del gobierno por contenerlos, han atravesado la frontera una y otra vez, aumentando en número y frecuencia, gracias a las convocatorias que se hacen y a las noticias que se difunden sobre el tema.
En 2019, el presidente de México mandó a la Guardia Nacional a la frontera sur para contener los éxodos y bloquear simultáneamente el tren, que durante muchos años fue su principal vía de transporte, lo que los ha obligado a buscar otras rutas, que cada vez se vuelven más peligrosas por estar acechadas y controladas por el crimen organizado.
Hablar de estos éxodos o incluso hablar de migración es verdaderamente absurdo cuando se entiende que de lo que se trata es de vidas que huyen de la muerte, por lo que “es apabullante que no exista una política real por parte del gobierno mexicano, cuyos paliativos están en escuetos programas y pequeñas ayudas que no resuelven la situación de miles de personas”, aseguró el doctor Monterrosas.
El abuso de los delincuentes, la extorsión de los policías, el peligro de la trata de personas y el acecho de los maras son otras razones por las cuales miles de migrantes sufren graves violaciones a sus derechos humanos, sin que haya una autoridad o política que los proteja.