Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
Uso de Razón
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de noviembre de 2016.- El Presidente de Estados Unidos que más ha perseguido la migración ilegal se llama Barak Obama.
No nos engañemos. Detrás de una deslumbrante retórica humanista se encuentra el campeón histórico de las deportaciones, que han sido mayores a las que plantea realizar Donald Trump.
En el programa 60 minutos, de la CBS, Trump dijo el domingo que una vez que tome posesión del cargo (20 de enero) va a deportar uno, dos o tres millones de indocumentados que tienen antecedentes criminales, pandilleros o vendedores de droga.
¿Alguien puede refutarle ese derecho? El problema es la retórica anti inmigrante que viene asociada a ese tipo de anuncios.
Pero Barak Obama, con todo y su discurso en pro de la legalización de quienes se encuentran sin papeles en la Unión Americana, ha deportado, hasta julio de este año, dos millones 858 mil 098 personas por el solo hecho de ser indocumentadas, de acuerdo con las cifras oficiales de Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y del Instituto de Inmigración y Aduanas.
El 47 por ciento de los deportados por Obama no tenía antecedentes criminales, y una buena parte fueron niños sin acompañante.
Es cierto que Obama –como cualquier Presidente en cualquier país- está en su derecho de expulsar a quienes se encuentren ilegales en su territorio, pero su discurso humanista y de buena vecindad no tiene relación con el número récord de deportaciones que incluyó la separación de miles de familias.
Los defensores de Obama tienen que explicar por qué el voto latino en Estados Unidos se fue casi en un 30 por ciento en favor de Trump en estas elecciones.
La respuesta es –creo- que Barak Obama fue el peor Presidente que haya habido para los latinos en Estados Unidos.
Dos millones 858 mil 098 de migrantes deportados con Obama, y familias deshechas por un falso humanismo que no se acreditaba con los hechos.
¿Querían el voto latino para Hillary los seguidores de Obama? Sí, lo tuvieron mayoritariamente, pero una tercera parte fue para Trump.
El muro que plantea Trump para la frontera ya se hizo durante la administración de Obama. Todos los podemos ver cuando vamos a la frontera.
Sí, Obama y Estados Unidos estaban en su derecho de construir un muro en la frontera con México, pero fue un acto hostil que también tuvo consecuencias.
Disminuyeron los viajes de mexicanos indocumentados a México a visitar a sus familias por miedo a no poder volver. El daño, simbolizado por el muro, ya estaba hecho en la administración Obama.
Lo que va a cambiar ahora, para mal, es el empoderamiento de los segmentos xenófobos y neo racistas de la sociedad estadounidense, con la consecuente presión sobre los que tengan apariencia extranjera.
¿Cómo le van a hacer? ¿Los que tienen ojos rasgados van a ser detenidos aunque sean chinos de tercera generación en Estados Unidos? Tremendo lío en el que se van a meter las autoridades en un país donde las leyes funcionan.
O a los morenos, ¿los van a llevar a campos de reclusión por el hecho de tener un color distinto al estándar de la población estadunidense? ¿Cuál es el estándar del fenotipo estadunidense?
Una locura que no tiene cómo concretarse.
Pero lo adelantado por Trump, que va a expulsar de Estados Unidos a “uno, dos o tres millones” de “ilegales que delinquen”, es menos drástico que los dos millones 858 mil 098 deportados por Obama por el hecho de ser indocumentados