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CIUDAD DE MÉXICO, 6 de octubre de 2019.- Creer que la minería es sinónimo de progreso y desarrollo es irrisorio; se deben tomar en cuenta sus implicaciones negativas, pues es una actividad incompatible con la sustentabilidad ambiental y soberanía hídrica del país, afirmó Sol Pérez Jiménez, maestra y candidata a doctora en Geografía Ambiental por la UNAM.
De acuerdo a un comunicado de prensa, en las comunidades se reportan fuertes impactos negativos por la minería, y a pesar de ello, el marco regulatorio, incluso de derechos humanos, no está a la par de la problemática.
Por ejemplo, por esta industria hay tala excesiva de vegetación, pérdida de biodiversidad y perturbación del entorno, que van en detrimento del ambiente; en términos sociales, se persigue y criminaliza a dirigentes y defensores ambientales, hay desplazamiento forzoso de comunidades y aumenta la desigualdad y violencia, subrayó.
En el ámbito económico, hay marginación y se pierden actividades productivas tradicionales, como la agricultura. Todo ello sin contar las afectaciones a la salud de la población debido a la liberación de metales pesados.
La universitaria expuso que en México hay un aumento constante de los proyectos mineros, y en la última década se ha incrementado el número de conflictos relacionados con el sector, así como el asesinato y persecución de defensores ambientales, muchos de ellos indígenas.
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