La Constitución de 1854 y la crisis de México
¿Cómo definir a un comunista? Bueno, es alguien que lee a Marx y a Lenin, y ¿cómo definir a un anticomunista? Es alguien que entiende a Marx y a Lenin: Ronald Reagan.
Septiembre ha sido el escenario propicio para que se recrudezca el debate nacional azuzado por el artífice y líder de la Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador, quien ahora agregó a la confrontación interna entre liberales y conservadores un ingrediente especial: el enfrentamiento entre países de América Latina.
¿Por qué no aspirar a ser el líder continental? Bueno subcontinental, aunque se escuche menos grandilocuente.
López Obrador, acostumbrado a dar la pauta de la temática pública nacional desde Palacio Nacional, ahora al ser México país presidente pre-tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), encabezó la VI Cumbre de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno, por lo que consiguió las luces y cámaras continentales, como conductor especial del debate sociopolítico e ideológico en la región latinoamericana: comunismo vs. capitalismo.
Al celebrarse el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, AMLO señaló la necesidad de desaparecer a la OEA, y crear en su lugar un nuevo organismo no lacayo de nadie que propiciara el debate entre los países de la región –al margen de los intereses de los Estados Unidos de América–, algo así como la Unión Europea.
La inquietud sobre la agenda presidencial vuelve a surgir: Quién le habla a AMLO al oído, quién lo alentó a traer a México como orador del día de la Independencia al dictador cubano Miguel Díaz Canel, recién exhibido en redes por dirigir a su ejército a reprimir a los manifestantes que clamaban por libertad. Conociendo su voluntarismo, seguro son ideas de él, respaldadas por sus leales colaboradores, en este caso el canciller Marcelo Ebrard.
Pero qué pretendió nuestro autopoclamado «líder moral» al incomodar a los asistentes a la cumbre de la CELAC -los presidentes de Uruguay y Paraguay se desmarcaron- con invitar también a otro dictador, el venezolano Nicolás Maduro, quien con su consabida verborrea antisonante llamó a sus críticos a resolver los diferendos con debates sobre democracia.
Al interior del país hay quienes ven con buenos ojos a ambos invitados y la presencia de China, lo consideran como un golpe de audacia y para refrendar nuestra soberanía frente a los Estados Unidos, pero otros muchos pensamos que cuando son pocas las provisiones energéticas -frase metafórica-, mejor sería economizarlas, priorizar los compromisos con socios y enfocarnos en resolver nuestros muchos asuntos domésticos pendientes.
¿Éxito o fracaso para México fue haber montado esta pasarela a la que asistieron 31 representantes –presidentes, los menos, vicepresidentes, altos funcionarios– de los 33 países miembros?
El presidente Andrés Manuel López Obrador con su autodenominada Cuarta Transformación dejó claro que nada lo desviará de sus intenciones de pasar a la historia como el único, el más grande gobernante con autoridad moral, el poseedor de la única verdad verdadera, incomprendido por una prensa aliada con los conservadores hipócritas, con doble moral, según reiteradas acusaciones, que rayan en el acoso.
El resultado sería fallido, si partimos de que no fue tema la desaparición de la OEA como había propuesto AMLO, pero en la VI Cumbre de la CELAC en México se abordaron temas regionales de interés.
Entre estos destaca el Plan de Autosuficiencia Sanitaria para América Latina y el Caribe, propuesto por la CEPAL con el aval de la ONU, aprobado por unanimidad, encaminado a fortalecer la producción y distribución de medicamentos, en especial de vacunas, en los países de la región.
La no producción de vacunas, como las muy demandadas anti Covid19, en la mayoría de los países latinoamericanos, México incluido, nos mantiene vulnerables, se estima que al finalizar 2021 se habrá vacunado sólo al 80 % de la población, informó Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de la CEPAL.
La funcionaria de las Naciones Unidas, al presentar el plan, subrayó que la crisis sanitaria reveló una insuficiente solidaridad internacional, con poco apoyo de los países desarrollados y escasos efectos del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (COVAX).
Reveló que la participación de América Latina y el Caribe en las exportaciones mundiales de productos farmacéuticos fue del 0.7% en 2020, muy por debajo de su participación en las exportaciones mundiales de todos los bienes ese año (5.4%); mientras que el 87% de las importaciones de medicamentos proviene de fuera de la región.
La resolución alcanzada en la cumbre efectuada el pasado 18 de septiembre asienta compromisos para coordinarse y proteger los derechos humanos de las personas migrantes, también contra el cambio climático y para exigir mayor cooperación internacional.
Los logros podrían resumirse así: Cuarenta buenas intenciones y reanudación del diálogo regional.
Sobre los riesgos, cabe resaltar que la presencia de los dictadores cubano y venezolano en territorio nacional, junto al mandatario mexicano, no abonan a mejorar la imagen internacional de México, ya de por sí devastada por ocupar los primeros lugares a nivel mundial en violencia homicida.
A estas alturas, todos sabemos que los sueños pueden convertirse en realidad, los grandes héroes son de carne y hueso, sin duda, pero alguien podría pellizcar al inquilino de Palacio Nacional y hacerle ver que sigue descuidando frentes que son primordiales para la salud de la República, como el problema que sigue golpeando sin control a la población de la mitad del territorio nacional: la inseguridad pública.
Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, al comparecer ayer frente al Senado de la República, en un ingenio similar al de su jefe, mismo que hasta ahora se le desconocía, dijo: «abrazos no balazos, aunque eso no implica que estemos cruzados de brazos». Vaya que esta jefaza ya ni la burla perdona.
No creo que los deudos -padres, huérfanos, viudos, etc.- de casi 100 mil víctimas de homicidio doloso en lo que que va de la actual administración de la 4T, compartan la ocurrencia.
Señor presidente Andrés Manuel, señora secretaria Rosa Icela, está probado que la efectividad en el combate a la violencia exige tener sentido de la realidad, diagnóstico, inteligencia, capacidad de organización, planes, estrategia, acciones organizadas y certeras, pero sobre todo seriedad y mucha voluntad para acabar con este flagelo.
En la comparecencia se mencionaron las cifras de la inseguridad y la senadora Lily Téllez acusó al gobierno de complicidad con el crimen organizado: Siete de nuestras ciudades se encuentran entre las 10 más violentas a nivel mundial, 43 periodistas y 68 activistas han sido asesinados en los que va de la actual administración, cada día son asesinadas 10 mujeres, se registraron 102 asesinatos políticos en las pasadas elecciones, 65% de la población tiene miedo por la inseguridad… la impunidad es una constante que alienta a los criminales.
Y Téllez anunció que ya presentó una iniciativa de ley para que al crimen organizado se le dé el status de terrorismo. Idea que se acrecienta ante el atentado ocurrido el pasado domingo 20 de septiembre, en Salamanca, Guanajuato, cuando se entregó dentro de una caja de regalo una bomba, cuya detonación costó la vida a dos personas.
Citó los dichos del exembajador de Estados Unidos en México, Cristopher Landau quien a unos meses de dejar el cargo criticó a López Obrador por su pasividad ante los carteles de la droga, para él «son una distracción y los deja hacer», dijo y reveló que entre el 35 y 40% del territorio mexicano estaba controlado por el crimen organizado.
El peligro de que México sea considerado un país comunista me parece muy alejado de la realidad objetiva de nuestra nación: socia comercial de Estados Unidos y Canadá, con un sistema económico de libre mercado y libre competencia… aunque el jefe del Ejecutivo sueñe con liderar a América Latina, posicionado a la izquierda, cerca de Cuba, Venezuela y Nicaragua, existe una realidad: México necesita a un gobierno con visión de Estado, actuante, responsable, que enfrente a la delincuencia y garantice la paz y seguridad públicas.