Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de diciembre de 2020.- No fue ninguna concesión del gobierno federal la postergación de la iniciativa para herir de muerte la subcontratación, también llamada outsourcing.
La administración de Andrés Manuel López Obrador se dio cuenta de la imposibilidad para cumplir la promesa de contratar a cientos de miles de trabajadores antes de terminar diciembre. El problemón operativo y la carga económica son brutales.
Pero hay un elemento que botó las alarmas de pánico en el gobierno: los moches por la contratación de cientos de contratos directos de outsourcing.
Así que el Presidente decidió convertir el problema en demostración de tolerancia con el sector empresarial para ganar tiempo. De esta forma, la sinrazón mostrada en un sinnúmero de proyectos como el aeropuerto Internacional de la CDMX, el enredadísimo Tren Maya, y la obsoleta refinería de Dos Bocas, sería vista como un cambio de actitud.
La alarma que obligó a funcionarios de primer nivel a convencer al Presidente de postergar el tema de la subcontratación es la corrupción en la asignación de los contratos por un monto de 6 mil 103 millones de pesos.
Según Compranet, en el 2019 y hasta noviembre del 2020 se habían asignado 607 contratos de forma directa, de un total de 886. Desde enero del 2019 sin pudor alguno se elevaron las asignaciones directas con la bandera moral que cree que lo justifica todo, ya en estos momentos es la cueva de Alí Babá.
Casi todas las secretarías mantienen subcontrataciones o contratos terciados, principalmente la Secretaría de Salud de Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, el IMSS de Zoé Robledo, la Secretaría de Bienestar de Javier May y Las Fuerzas Armadas de Luis Crescencio Sandoval y Rafael Ojeda Durán.
La Secretaria del Trabajo Luisa María Alcalde no fue obstáculo alguno, ni Arturo Herrera Gutiérrez quien se encargó de “venderle” a los empresarios ‘a modo’, encabezados por Carlos Salazar Lomelín y Francisco Cervantes de Cancamin, la idea de que serían consultados, previa firma de un acuerdo de conciliación que se irá a debate.
Y no es que sean ingenuos, ya tendrán su recompensa, por lo pronto, Francisco Cervantes logró en estas neo concertacesiones con la 4T que la todavía Secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín, decretara en el Diario Oficial de la Federación, con fecha 1 de diciembre, referente a los artículo 3, 21, 15, 23, 24 y 6 de los estatutos de la Ley de Cámaras Empresariales y sus Confederaciones, que no se lleven a cabo reuniones y con ello cambios de directivas, argumentando que no se pueden llevar a cabo reuniones masivas por la emergencia sanitaria.
Así que Cervantes, que ya debería estar haciendo maletas, se queda al mando de la Concamin de forma indeterminada, hasta que pase la emergencia sanitaria. Así garantiza valiosos meses de negociación en el codiciado periodo electoral donde la federación va a echar mano de todos sus aliados de conveniencia.
La Coparmex nacional de Gustavo de Hoyos Walther ni fue invitada al espectáculo de Palacio Nacional ni se puso el sambenito, su posición es muy funcional para la tesis presidencial del conservadurismo complotista que trata de “ver fracasar al proyecto transformador de México y quiere regresar a los privilegios y la corrupción”.
Toda formulación autocrática de populismo autoritario necesita de esos enemigos abstractos que encarnen “el mal enquistado en el país durante décadas, dedicados a saquear”.
¿Cuánto durará este tanque de oxígeno que trata de evitar o atenuar el escándalo de las contrataciones directas? por lo pronto este miércoles no hubo nada nuevo bajo el sol, bueno sí, no habrá regreso de moches repartidos a cambio de contratos de outsourcing. Para algunos será una Feliz Navidad.