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CIUDAD DE MÉXICO, 3 de febrero de 2018.- Los carnavales en las comunidades indígenas remiten a una celebración de la renovación de la vida, en tanto se trata de una representación, por medio de rituales y bailes, del renacimiento de los cultivos y la fertilidad en todos los seres vivos.
De acuerdo con el texto de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), “Carnaval en la ciudad y en el campo”, en las comunidades indígenas la celebración de carnaval tiene un sello especial, a veces ritual, que difícilmente es localizable en las ciudades.
En varias ciudades de México, el carnaval imita elementos que a nivel mundial gozan de prestigio, como la elección de una reina y un rey feo, carros alegóricos, desfiles de comparsas, disfraces y combates de flores.
Este tipo de carnavales son característicos de localidades como Veracruz, Mazatlán, Acapulco, Manzanillo, Mérida, Campeche y Villahermosa, los más reconocidos del país.
En tanto, en las comunidades indígenas esta celebración tiene un sello particular, que es improbable observar en las ciudades, señala el texto de la CDI, que resalta que algunos aspectos de esta festividad se ponen de manifiesto entre los totonacas de la parte norte de la Sierra de Puebla y entre los indígenas de los Altos de Chiapas.
Las festividades carnavalescas de los totonacas se organizan en dos grupos de danzantes, los “huehues” y los “mulatos”. Entre los “huehues” hay diferentes tipos, como el narigón, el negro, el mestizo, las damas, los diablos y los comanches.
Los “huehues” eran los ancianos en el mundo prehispánico, símbolo de conocimiento y ellos realizan rituales especiales para consolar a las viudas en tiempos de guerra y muerte. Danzan porque ofrecen música, canto y palabra a los dioses del sol, agua, maíz y sombras, que reciben a los muertos y consagran la vida.
En otras regiones el carnaval es conmemorado con una batalla, como en Zaachila, Oaxaca; Huixquilucan (Estado de México); Huejotzingo (Puebla) y Tzucacab (Yucatán).
Los participantes en Zaachila son los diablos, quienes dan de latigazos a los curas hasta hacerlos prisioneros y llevarlos ante el diablo mayor para ser juzgados en medios del aplauso y la jocosidad de los espectadores.
Algunas danzas corresponden a la época de carnaval, aunque otras se efectúan en diferentes celebraciones, como por ejemplo la de Los Tejorones, que se realizan en varios lugares de la costa de Oaxaca.
Con información de Notimex