El episcopado ante el segundo piso de la 4T
Dicen los “santones” del poder y la política que el de López Obrador es un gobierno con presuntos vínculos criminales.
Dicen que se trata de lo más parecido a los llamados “narco-gobiernos”.
Sí, resulta que trascurridos 42 meses de la actual gestión federal, tanto Porfirio Muñoz Ledo, como Francisco Labastida, dice que el mandatario mexicano y su gobierno no pueden ocultar que mantienen una alianza con las bandas del crimen organizado.
Y lo dicen “sin tapujos”, “sin pelos en la lengua”, sin miedo y, sobre todo, “sin las culpas” del poder y la política.
¿Y qué respondió López Obrador a tales señalamientos?
Palabras más, palabras menos, el presidente mexicano dijo de manera nada respetuosa que Muñoz Ledo y Labastida Ochos “están chocheando”.
Como si la verdad y/o la realidad dependieran de la estatura, de la edad o de las fechas anuales del calendario.
Pero más allá de la escaramuza que protagonizaron los “santones” del poder y la política con el rupestre mandatario mexicano, aparecen preguntas obligadas; interrogantes que se debe extender a la sociedad toda.
¿De verdad, hasta hoy se percataron que el de López Obrador es un “narco-gobierno”? ¿No sabían que el Partido Morena se construyó a partir de una “alianza-narca” que por años se tejió a lo largo y ancho del país?
¿En serio, quieren que creamos que una noche la sociedad mexicana se acostó aplaudiendo al mejor gobierno y al día siguiente amaneció con un “narco-gobierno”?
La verdad es que no son ninguna novedad las “revelaciones” de Muñoz Ledo y Labastida, sobre la alianza de AMLO con bandas criminales. Y no son nuevas porque aquí y en otros espacios lo documenté, paso a paso, desde hace casi una década.
Por ejemplo, el 11 de agosto de 2107 –hace casi cinco años–, en el Itinerario Político titulado: “Alianza de Morena y el “narco”, documenté más evidencias que confirman la alianza de Morena con las bandas criminales.
Así lo dije: “¿Por qué la doble moral de una sociedad de contentillo; ciega, sorda y miope que solapa el escándalo que involucra al más aventajado presidenciable, López Obrador, con presunto financiamiento del crimen organizado, mientras que esa misma sociedad se ensaña con la imagen del famoso futbolista, “Rafa” Marquez?
“¿Por qué las redes y sus ´legiones de idiotas` no destruyen –con la misma intensidad que despedazan a “Rafa” Márquez–, a los políticos de Morena con presuntos vínculos con las bandas criminales?
“Pero no, el caso de presuntos vínculos de Morena y de AMLO con dinero del “narco”, no es aislado, único y tampoco una repentina revelación.
“No, lo cierto es que la lista de narco-políticos vinculados a Morena es larga y los más recientes casos –además del citado diputado Carlos Lomelí Bolaños y el jefe delegacional de Tláhuac, Rigoberto Salgado–, son Félix Salgado Macedonio, relacionado con los Zetas, Fidel Demédicis, José Luis Abarca, el narcodiputado Julio César Godoy Toscano, Ricardo Gallardo Cardona, Juan Ignacio García Zalvidea, Miguel Ángel Almaraz, Marco Antonio Mejía y las señoras Yeidckol Polevnsky, Rocío Nahle y la profesora Delfina Gómez, entre muchos otros “narcopolíticos” que abiertamente colaboran para Morena y para López Obrador”. (Fin de la cita)
La cita anterior, como ya se dijo, data de hace casi cinco años. Y por eso volvemos a preguntar: ¿Dónde están hoy muchos de los arriba citados?
Sí, muchos son o han sido legisladores, son o han sido secretarios de Estado con AMLO; son gobernadores o han ocupado importantes cargos en Morena. ¿De vedad nadie sabía que Morena es un “narcopartido” y que el de López Obrador es un “narco-gobierno”?
Pero hay más. Seguramente recuerdan que el 6 de junio del 2021 se llevaron a cabo elecciones en 15 entidades del país.
Pues el 12 de octubre del 2020 –ocho meses antes–, en el Itinerario Político titulado: “El crimen organizado hará fraude en el 2021”, documenté las evidencias de que las bandas criminales controlarían esa elección.
Así lo dije: “A ocho meses de la contienda electoral del 2021, es previsible que resulte la elección en la que, con mayor intensidad, participe el crimen organizado.
“Y es que hoy las bandas criminales ya son parte pública de la vida nacional; dueños de gobiernos estatales y municipales; de puestos de elección popular en los congresos locales y en el Congreso de la Unión, y hasta son amigos del presidente y de sus secretarios de despacho, quienes “los dejan trabajar a sus anchas” y los liberan cuando son capturados.
“El caso emblema es el de “El Chapito”, Ovidio Guzmán.
“Por eso, hoy la pregunta no es si los “barones del crimen” participarán en las elecciones del 2021. No, la verdadera interrogante es otra.
“¿A favor de qué partido político jugará sus cartas, tanto políticas como económicas los Cárteles criminales? La respuesta todos la conocen.
“¿Sí, se producirá una alianza electoral entre el gobierno de López Obrador y el crimen organizado? ¿Y por qué la certeza?
“Porque si tiene patas de pato, cola de pato, pico de pato y si grazna como pato, tenemos derecho a suponer que se trata de un pato.
“Es decir, que no sería la primera ocasión en que López Obrador acude a una alianza con el crimen organizado. En realidad, los ejemplos abundan…
“Por eso obligan las preguntas.
“¿En cuántos estados, municipios y distritos electorales del país –en donde habrá elecciones–, el jefe político, el jefe real de la plaza y/o “el mandamás”, es un personaje vinculado a Morena y, al mismo tiempo, aliado al crimen organizado?
“¿Cuántos votos, en la contienda federal para renovar la Cámara de Diputados y los 15 gobiernos estatales, serán producto de la presión, el chantaje, una alianza o una amenaza criminal?
¿Cuántos gobiernos estatales solaparán el fraude de los barones del crimen?
“¿Qué pueden hacer, ante tales amenazas, candidatos de otros partidos, en donde Morena es, al mismo tiempo, la banda criminal dominante?
“Si, como nunca, el crimen organizado estará presente en las elecciones del 2021. Y sí, votará por el partido del presidente. Al tiempo.” (Fin de la cita)
El tiempo me dio la razón y el 6 de junio del 2021, como recuerdan, con la ayuda de las bandas criminales, Morena se apoderó de los gobiernos de Michoacán, Sinaloa, Sonora, San Luis Potosí, Baja California y Baja California Sur, Guerrero, Nayarit, Nuevo León y Zacatecas, entre otros.
Y un año después –, ayer, 5 de junio del 2022–, la historia se repitió: de nuevo el crimen organizado atrapó importantes gobiernos estatales, alcaldías y congresos locales.
Si, le guste o no a los fanáticos de López Obrador, México ya vive un “narco-Estado” solapado por el mismísimo presidente.
Al tiempo.